Llega un punto en el que no puedes mentirte más, ni tampoco ocultar lo que realmente eres, llega un punto en que conoces a un par de mujeres que te ayudar a transitar mucho más fácil ese espinoso momento en el que decides aceptar que te gustan otras...
Nos quedamos ahí tendidas un momento en silencio, aún no podía creer lo que acaba de suceder y Marcela se reía cuando me sorprendía pellizcándome.
- No es un sueño --se reía de forma burlona y sus senos agitaban-- - No me lo creo - Es el mundo real, acabas de salir de la Matrix
El calor ya nos tenía mal, decidimos levantarnos y meternos a la ducha a recibir un buen chorro de agua fría, se colocaron unos pijamas largos sin ropa interior que más parecían camisetas over size y me prestaron otra a mí.
Cambiamos las sábanas y limpiamos un poco, abrimos las ventanas y balcón para que la brisa nos refrescara. Luego nos acomodamos en la cama, dejándome en el medio, con un pote de helado de chocolate y tres cucharas a ver Feel Good, una serie que ellas estaban viendo hace varios días en Netflix.
Obviamente, no nos quedamos viendo solo TV, termine sirviendo de recipiente donde ellas servían helado y luego lo limpiaban con sus lenguas, las mismas que nos volvieron a llevar a la desnudes y al placer.
Al final en la madrugada, después de varias llamadas de mi mamá, buscamos como salir del apartamento sin que los vecinos pudieran identificarme y que fueran con chismes a mis padres.
Para evitar cualquier interrogatorio de mi madre simule estar bástate bebida y si estaba ebria, pero de deseo. Sabía que en ese estado no iba a servir de nada su cantaleta, pero seguro al otro día me las iba a cobrar haciendo que me levantara temprano para arreglar la casa como castigo.
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