La primera

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Los besos de Claudia, me gustaban un poco más, eran más apasionados, ligeros y eróticos, los de Marcela eran más sexuales y posesivos. Tal vez me excedí buscando los labios de su novia demasiado, porque nos terminó separando con algo de brusquedad.

- ¿Te importa si comienzo sola? --preguntó a su novia--
- Adelante, quiero que la vuelvas loca como la primera vez que me lo hiciste a mi --respondió Claudia agitada--

Le sonrió y le dio un apasionado beso. Cuando se separaron, me tiró a la cama un poco brusco, se acomodó de rodillas al borde y me separó las piernas. Mis muslos trataron de cerrarse, pero ella con su mirada felina y sus manos lo impidió mirando mi sexo, mordiéndose el labio.

- ¿Estás bien? ¿puedo?

Lo de besar a otra mujer, era una cosa que cualquiera quisiera experimentar si tiene dudas, frotarnos nuestros cuerpos desnudos un tanto igual, pero esto ya era atravesar todos los límites hetero flexibles.

Tenía un poco de miedo, lo acepto, le estiré la mano a Claudia para que mi hiciera compañía y me diera fortaleza. Ella se sentó a mi lado, tomó mi mano con fuerza entrelazando sus dedos y luego le dio un beso en él dorso.

- Relax, te prometo que te va gustar
- Eso es lo que más miedo me da
- Respira, relájate

Me acaricio el rostro, me dio un tierno beso y me mostro de nuevo como respirar, cuando estuve un poco más calmada. Bajé la mirada y asentí con mi cabeza.

Marcela se tomó su tiempo, besando mis dedos uno por uno, mis tobillos y pantorrillas, provocando cosquillas que me hacían tener escalofrió. Cuando sus manos llegaron a mis muslos y me araño sutilmente mi cuerpo de inmediato se estremeció y empezó a temblar.

Claudia, me miró a los ojos y sonrió, me acaricio el rostro me dio un tierno beso. Tomó una almohada y la colocó detrás de mi cabeza para que la levantara un poco.

- Siempre me arrepentí de no ver esto, cerré los ojos y todavía lo lamento

Me ayudó a sostenerme un poco encorvada y se acomodó detrás como apoyo. Marcela, le pico un ojo, luego me miro fijo a los ojos, subió por la cama, llenando de besos mis muslos, dándoles unos pequeños, pero excitantes mordisquitos.

Resoplo entre mi sexo la calidez de su aliento, se llenó con el aroma de mis feromonas respirando profundamente y se pasó la lengua por el contorno de sus labios.

- Me encanta ser la primera

Su mirada se tornó perversa y coqueta, abrió su boca lentamente, sacó su lengua en toda su longitud y luego la paso de abajo hasta arriba separando mis labios. Mi espalda se encorvo y mis ojos se fueron hacia atrás, gemí desde lo más profundo de mi interior.

Mi existencia desapareció de ese lugar por un instante, cuando regresé a mirarla, ella espero hasta que mis ojos de nuevo se pudieran enfocar, acomodó su labio superior por encima de mi clitoris, separo mis labios externos con su lengua moviéndola en zig-zag y la descargo empujándola contra mis húmedos labios internos.

Cerró los ojos y se saboreó, mientras oleadas muy sutiles de su lengua me acariciaban, me llevaban lentamente al cielo. A medida que la marea aumentaba, su lengua azotaba las costas de mi placer, hasta que hizo estallar una tormenta.

Ni siquiera era capaz de gemir, el placer era tal, que hasta se me cortaba la respiración. Ya nunca más iba a poder regresar a lo mismo después de esto y no pude más que entregarme sin restricciones, al placer total.

Me dejé caer de espaldas a la cama, Claudia se recostó a mi lado, se encargó de mi cuerpo, de mi boca. Mis senos se convirtieron en su obsesión, ni siquiera sabía que unos labios podían hacerme sentir tanto placer mamando mis pezones

 Mis senos se convirtieron en su obsesión, ni siquiera sabía que unos labios podían hacerme sentir tanto placer mamando mis pezones

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Ella es: Dayanna (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora