"No son las estrellas las que contienen nuestro destino, sino nosotros mismos"
~William Shakespeare~
Los minutos transcurrieron y Lorenzo no podía apartar su mirada de Gabriela. Ella después de darle las gracias, volteo hacia la ventanilla y después de un rato se acomodó y cerró los ojos. Estaba cansada y deseaba poder volver a dormir un rato, pero la presencia de ese hombre se lo impedía, simplemente no podía ignorarlo. Cuando se cansó de tener los ojos cerrados, decidió sacar su libro para leer un rato.
−Gaby, cuéntame... ¿viajas a Italia por negocios, o por placer? −preguntó Lorenzo antes de que ella abriera el libro. No era la primera vez que viajaba al lado de una mujer hermosa, pero si era la primera vez que alguien lo dejaba así de cautivado e intrigado, por ello necesitaba saber más sobre ella. A demás de que, por alguna extraña razón, esa joven hizo que surgiera su instinto masculino de protegerla, y cuidarla. ¿De qué? No lo sabía, pero tenía la esperanza de descubrirlo en las nueve horas que estaría sentado a su lado; porque no iba a estar tranquilo hasta describirlo.
−Es mi viaje de... luna de Miel. −mencionó lo último casi en un suspiro, tratando de mantener a raya sus emociones, debajo una sonrisa nerviosa.
−Es broma, ¿verdad? A demás de ser bella, tienes sentido del humor, eso es bueno. −aseguró con una sonrisa seductora. Sin embargo, al ver que ella negó mientras dejo de sonreír, se dio cuenta que no estaba bromeando.
−¿Es en serio?
−Sí. −aseguro al tiempo que confirmaba lentamente con su cabeza.
−¿Luna de miel? −preguntó dirigiendo la mirada a su mano izquierda, la cual no tenía anillo de compromiso, ni de matrimonio; lo cual afirmaba lo que ella dijo. El único anillo que llevaba era una banda delgada con zirconitas que formaban una cruz.
−Mmmmmm. −respondió con una sonrisa tímida.
−¿Estoy sentado en el lugar de tu esposo?
−Sí y no.
−¿Viajaron separados, se van a encontrar allá? −quiso saber ya que no espero escuchar esa respuesta de ella. Hacía tiempo que una mujer no llamaba su atención lo suficiente como para interesarse en ella, y justamente ahora que lo había hecho, resulta que estaba recién casada.
−No, viajo solamente yo. −respondió tranquilamente.
−¿Luna de miel sin esposo? Me puedes aclarar eso un poco más, porque realmente me tienes intrigado. −pidió, girando su cuerpo hacia ella y dispuesto a escuchar esa historia.
−Sí, estas sentado en donde se suponía que iría mi esposo, pero al no haber boda, tampoco hay esposo. −dijo, sintiendo alivio al afirmarlo. Todavía no estaba segura cómo mantenerse firme en su decisión sin dañar la relación con su mamá, pero si estaba segura de que haría todo lo posible para que así fuera.
−Lo siento, lamento que las cosas no hayan resultado. −No supo que más decir, lo cierto era que en el fondo se alegraba de que no estuviera casada.
−No tienes porque, pero gracias. −mencionó mirándolo a los ojos y volvió a perderse en ese azul intenso y relajante a la vez. No podía mantener su mirada aparatada de él, todo de él le atraía, nunca había sentido esa atracción hacia el sexo opuesto, ni siquiera con Ismael.
−Disculpa que te pregunte, pero ¿vas a disfrutar del viaje, recorriendo los lugares que ibas a conocer con quien iba a ser tu esposo?
Gaby sabía que no estaba obligada responder; sin embargo, deseaba hacerlo. Algo en él le daba confianza y tranquilidad, no sentía que estuviera hablado con un desconocido, era como si lo conociera de siempre.
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Luna de Miel
RomanceGabriela Vargas al ver que su madre y futura suegra organizan su boda sin tomar en cuenta su opinion, decide enfocarse en planear su luna de miel. La cual no está dispuesta a cancelar después de que descubre la infidelidad de su prometido. Mientras...