"El corazón tiene razones que la razón no entiende"
~Jacques Begnine Bossue ~
−¿Se puede saber qué te parece tan gracioso? −preguntó Lorenzo cuándo pudo dejar de reír.
−Tú. −respondió tratando de no reír mas, pero no pudo. La cara de sorpresa de él era épica.
−¿Yo te parezco gracioso? −inquirió tratando de no contagiarse con la risa de ella.
−Sí.
−¿Si? −preguntó esta vez un poco ofendido.
−No. Lo gracioso fue lo que dijiste.
−Te parece gracioso que este en esta encrucijada; sé que acabas de pasar por una decepción amorosa, y quisiera dejar que las cosas se dieran solas, sin embargo, tu únicamente estas aquí de vacaciones. Por eso me atreví a decirte lo que realmente pienso y siento, en otras palabras, te abrí mi corazón arriesgándome a que me mandes al carajo ¿y ti sólo te parece gracioso? −expresó intentando parecer molesto, lo cual fue un patético intento porque ella volvió a empezar a reír.
−¿Ves cómo eres? En vez de apiadarte de mí, te ríes de mí y en mi propia cara . −dijo sintiéndose un poco desconcertado porque estaba acostumbrado a que las mujeres se enloquecieran por él, a que lo asediaran, e hicieran todo por complacerlo, no a que se rieran de él, en particular ahora que había dicho algo tan importante y significativo para él.
−Lo siento, de verdad lo siento. No fue mi intención reírme de ti, lamento si te hice sentir mal.
−¿Qué voy a hacer contigo? −quiso saber al sentirse desarmando al verla sonreír y mirarlo tiernamente. Con ella se iba a la borda toda su experiencia en cortejar y seducir mujeres; ella sin saberlo tenía el poder de hacerlo sentir un adolescente novato.
Gabriela no podía dejar de reír al ver el rostro de Lorenzo, era obvio que él estaba nervioso y seguramente avergonzado, lo cual significaba que posiblemente era verdad todo lo que le dijo. Si fuera algo que dice con frecuencia a cuanta chica nueva que conoce, lo hubiera dicho tan natural como dar los buenos días. Esperaba tener razón, no tenía intenciones de ilusionarse, sobre todo con alguien a quien no volvería a ver cuando dejara Italia.
−Lo siento, me alegro de que no sea la única que no sabe que decir o que hacer. −expresó, haciendo que él la tomara entre sus brazos, permitiendo finalmente volver a sentir sus músculos tensos.
−Eres la cosita más linda que he conocido. −aseguró besando su cabeza.
−No sé si tomarlo como un halago o una ofensa. –preguntó intrigada, fingiendo estar dubitativa.
−Claro que es algo bonito, no me atrevería a ofenderte, al menos no intencionalmente.
Como si la presencia de ese monumento de hombre no fuera suficiente para ponerla nerviosa, ahora le palabras lindas que la hacía sentir bien, ¿Cómo iba a resistir caer rendida a sus encantos? Sin dudarlo emocionada correspondió su abrazo, después de todo, era únicamente un abrazo.
−Anda vamos a tu hotel. –dijo soltándose y poniendo su brazo sobre la espalda de ella.
−Recuerda lo que te dije.
−Dijiste muchas cosas.
−No tantas como tú. −comentó con un gesto que le pareció adorable a Lorenzo.
−Anda vamos, se hace tarde, mañana hay mucho que hacer.
−Acuérdate, si buscas es diversión, estas perdiendo tu tiempo.
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Luna de Miel
RomanceGabriela Vargas al ver que su madre y futura suegra organizan su boda sin tomar en cuenta su opinion, decide enfocarse en planear su luna de miel. La cual no está dispuesta a cancelar después de que descubre la infidelidad de su prometido. Mientras...