Una vez en el departamento, Oliver se alegró de ver que las dos mujeres se mostraban relajadas en su presencia. Hasta el silloncito le pareció más acogedor esa segunda vez que se sentó, dispuesto a acostarse cuanto antes.
—Bueno —dijo Tati a nadie en particular—, me voy a la cama. Mañana quiero disfrutar mi día libre, no dormir hasta el mediodía.Y desapareció hacia su dormitorio dejándolos repentinamente solos. Jose lo miró por algunos segundos y se movió.
—Seguime —ordenó mientras se iba por el pasillo.
Oliver no objetó y saltó del sillón. Pasaron por delante de la puerta de Tati y la del baño y se detuvieron frente a una con un cartel de biblioteca que pedía silencio.
—No preguntes cómo lo conseguí —bromeó Josefina al ver que él se quedaba mirándolo.Con un gesto de cabeza lo hizo pasar, su dormitorio era pequeño (igual que el resto del departamento). Tenía una ventana también pequeña que daba al interior de la manzana. Frente a ella había un bonito escritorio de madera clara, lleno de libros y cuadernos. Oliver se acercó a una biblioteca colgante y leyó algunos de los títulos. Mientras tanto, a su espalda, Jose se sacaba los borcegos y las medias.
—No te des vuelta— dijo y él se quedó inmóvil—. Ahora sí.
Cuando Oli la volvió a mirar, tenía puesta una remera varios talles más grande, que tranquilamente podía haber sido suya, y tuvo que apartar sus ojos de ella frente a esa idea. Jose se acercó a donde él seguía parado, agarró un libro y sus gafas del escritorio y dijo
—Si tocás algo, que no me entere.
Oliver parpadeó.
—Y, aunque sé que entraríamos los dos —siguió Jose—, no me parece justo hacerte compartir la cama en tu primera noche de regreso.
Oliver ignoró el fuego que subía por su pierna.
—¿Me estás dejando tu habitación? —ella no se movió—. No hace falta. Tati y yo estábamos jodiendo antes...
—Pero es cierto —respondió sin ironía—. Mi tamaño es más adaptable.
—¿Estás segura? —preguntó él, abrazando la posibilidad de dormir estirado.
—Bastante —respondió con una sonrisa juguetona. —¿Necesitás algo?
—Solo dormir—Oliver se acercó un poco más a ella—. Gracias, Jose —dijo tan tranquilo como pudo.Su voz grave resonó en la cabeza de Jose con un eco peligroso.
—Buenas noches —dijo ella por toda respuesta.Fue un segundo de más pero Oliver notó el esfuerzo que tuvo que hacer para separarse de él y no pudo evitar la cosquilla de satisfacción que le produjo.
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A contraluz
RomanceOliver regresa a su ciudad natal luego de años viviendo en el exterior. Cuando llega va en busca a su hermana Tatiana para ponerse en contacto con ella de nuevo. Es entonces que conoce a Josefina, la mejor amiga de Tatiana, y se enamora de ella al i...