3. Capítulo 2.

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Hi~ Pasó un tiempo para volver a subir el otro capítulo porque estuvo pesadisima la semana y ya no estoy en mi casita además, pero acá estamos otra vez. Vamos de a poquito tanteando la relación entre Ash y Eiji y a sí mismo el mundo interno de Ash al comienzo, pero los primeros capítulos sirven más que nada de contexto y para ser feliz.

De verdad gracias por el cariño~

De verdad gracias por el cariño~

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—Viejo. —Max baja el diario para mirarlo, sin duda el apodo le molesta y con más razón Ash lo utiliza.

—Mocoso. —Gruñe—. ¿Cuántas veces hemos tenido esta charla?

El más joven sabe que puede decirle de otra manera y no obstante llamarlo "papá" haría de las cosas demasiado reales, sabe que ya lo son, que la adopción se concretizó hace mucho pero todavía espera que Max un día lo mire, realmente lo mire y se dé cuenta de lo jodido que está, que tenga un instante de lucidez en donde se cuestione seriamente por qué está criando a un niño malagradecido que solo le ha traído cuentas médicas y enfermedades de transmisión sexual y que quiera dejarlo, porque Ash sabe que si eso pasa y acepta su título como hijo le haría mierda el corazón, no quiere salir lastimado.

En el fondo, sabe que Max es demasiado papá para él.

—Anciano. —Así que repite, es más fácil fingir que no le importa porque llegará el punto en que crea sus mentiras y esas pasen a ser verdad, quiere que Max le deje de importar—. Puedo ser flexible en muchas cosas, puedo compartir mi pieza por tu espalda, lavar mi ropa con la de desconocidos y hasta aguantar sus productos de higiene personal al lado de mi shampoo 10 en 1, pero ¿esto? No me pidas tanto.

—¿Qué tiene de malo? —Lobo no lo entiende—. ¿No te sientes más refinado por ampliar tu paladar?

—No si la comida sabe a alcantarillas.

—¡Ah! —Max mira perseguido hacia todos lados—. No seas grosero con su cultura.

—Okumura está en la universidad y el fotógrafo está trabajando, tengo derecho a expresarme acerca de lo que mutila mi paladar ¿verdad?

—Pero es grosero.

—No sabía que estábamos en una dictadura. —Ash chasquea la lengua apartándose de la mesa, está más tiempo en casa del que desearía porque no permitirá que Okumura conquiste su territorio hasta fuera de las pandillas, si bien, eso ha traído consecuencias negativas para su estómago...

Está pasando más tiempo que nunca con Max.

Es raro.

Aunque Ash es sumamente inteligente y comprende a la perfección cómo funcionan los mecanismos en el cerebro de un crío traumado por el constante abuso sexual aún lo descoloca el comportamiento tan paternal de Max, sí, Ash puede racionalizar que exista la gente buena o que no todos los hombres adultos sientan una fijación enfermiza hacia los niños, no obstante, su memoria corporal es jodida y hasta hoy en día le cuesta sentirse a salvo con Max, no es su culpa, no es intencional, pero ve lo cruel que es para el adulto intentar abrazarlo y tener una relación normal, más, no poder porque su mente lo lleva a lugares oscuros de manera automática.

Don't go insane.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora