Game over

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Los gritos de papá, interrumpen mi partida en ´´Hogwarts Legacy´´. Suspiré poniéndole pausa al juego en el momento en que, entraba al Bosque Prohibido para buscar a las mariposas. Busqué los audífonos en el cajón junto al monitor y lo conecté a mi celular. Entré en mi playlist y seleccioné ´´Highway to hell´´ de ACDC. Sería mi escape del mundo real en ese momento. La música comenzó. Agarré mi mando y quité el menú de pausa. Aceleré en mi escoba adentrándome entre los árboles pero, una pandilla de hechiceros Ashwinders hicieron que descendiera y aterrizara en medio de su campamento.

―Haré que la luz se extinga frente a tus ojos ―dijo uno encapuchado, preparando su varita. Mi personaje sacó la suya, dio un paso hacia adelante moviendo la varita hacia él.
― ¡Expelliarmus! ―expresó mi personaje. Un rayo rojo se disparó e impactó en el pecho del hechicero.  Cayó al suelo entre quejidos.

― ¡Talia! ―me sobresalté al escuchar mi nombre a pesar de tener los audífonos puestos. Volví a pausar el juego. Dejé el mando a un lado. Me quité los audífonos y salí hacia la cocina donde ellos discutían.

Papá tomaba a mamá del cuello. Me quedé en la puerta, sin aliento. Su mirada se clavó en mí. Una de clara locura y matices de odio. 

―Ustedes deben respetarme en esta casa ―gruñó y estalló en risas. Las venas de sus manos se marcaban al apretar su cuello. No sabía qué hacer. No era un mago que, podía sacar una varita y matarlo con un solo hechizo. Era una persona débil, soportando el hostil mundo de los hombres.

―No, padre ―miré a mi derecha. El atizador del carbón pegado a la pared, parecía querer ser usado. Lo agarré. Papá soltó a mamá. Ella corrió hacia mí y tomó mis mejillas. Me alejé bruscamente―. Vete ―murmuré. Di pasos cortos hacia papá visualizándolo como un mago oscuro de mi juego. El Avada Kedavra sería tan útil en este momento. Él parecía inmóvil. Le apunté con el atizador.

―¡Soy tu padre! ¡Respétame! ―me gritó. Tomé aire y me lancé sobre él. Retrocedió. Le di una patada en su estómago con todas mis fuerzas. Quedó en el suelo con una sonrisa de satisfacción. Moví mi pierna hacia sus partes bajas y también las pateé. Puso las manos en su entrepierna entre muecas de dolor.

―¿Te gusta, maldito abusón? ―volví a patearlo. Sus ojos desprendían lágrimas. Pedía que me detuviera. No lo haría.

—Los videojuegos te han vuelto violenta ―dijo. Solté una risita. Me agaché frente a él y alcé mi atizador.
― Game over, padre ―ataqué su pecho varias veces. La sangre no tardó en salir. Salpicó mi rostro. El llanto de mamá retumbaba en la habitación pero nada importaba. Escapábamos de la torre que era custodiada por el dragón.

Reflexiones y horrores♥️♣️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora