#1 Abismo Inmortal |Trilogía L'amore in tempo di guerra|

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Castigados

Nathan 

Debo admitir que desde la llegada de los italianos clases se han vuelto más interesantes, ahora contamos con alumnos españoles e Italianos. 

Bueno tal vez exagero pero las risas nunca faltan, con lo que odio el estar encerrado pero el día de hoy nos encontramos en el "salón de detención" creí que eso solo aplica para la secundaria pero la directora decidió que tengamos uno en la universidad. Así que estoy encerrado aquí junto a otros seis chicos y una chica. 

– Agh que aburrimiento 

– Esto no hubiera sucedido si aceptarán que los Italianos somos mejores - terminó por hablar Emmet 

– Y ahí vamos de nuevo - comentó Seyeon 

– Somos mejor los españoles, en acento y tenemos mejores sitios - esta vez fue Patrick 

– Yo no debería estar con una bola de tontos, es su culpa el que tenga que estar acá en lugar de mi clase - habló Darío como siempre con amabilidad, notaron el sarcasmo 

– ¿Ahora resulta que es culpa nuestra? 

– Por supuesto, si no me hubieran empujado no me viera involucrado 

– ¡Pueden por favor callarse! Por culpa suya he perdido dinero - hablo Scott 

– Scott te he dicho que no sería buena idea y como siempre me terminaste arrastrando a tus problemas - se quejo Yeison 

– Ahora es culpa mía 

– Pueden callarse de una buena vez, todos parecen nenitas quejándose - hablo la única chica 

– Pues lo sentimos - hablo Scott –. ¿Por qué estás acá? 

– Es cierto, eres una de las mejores estudiantes, ¿porque te castigaron? - preguntó Patrick

– Resulta que tengo un profesor demasiado sensible que no sabe aceptar cuando un estudiante lo corrige en algo que lleva años emprendiendo - habló y todos nos miramos, no creo que sea nada más por eso –. Empujé a la nieta de la directora - terminó por decir 

– Uy no, por eso estás acá, nadie debe meterse con ella - siguió Patrick

– Y ¿Cuál fue el problema con ustedes? 

– Discutían quién es él mejor, ya sea en acento físico o personalidad. Y ya conoces como son las mujeres acá que se les altera fácilmente las hormonas, salieron de sus salones interrumpiendo varias clases. - hablo Yeison sin ganas 

– Por eso están encerrados, ¿tú también discutías?

– Mi amigo empezó a hacer apuestas y por tratar de detenerlo me vi involucrado

– No se de qué te quejas Yeison, si bien que te gusta estar con él - hablo Emmet

– Pero ahora estoy castigado 

– Ya ni yo, no tengo nada que ver con ustedes y también estoy acá - se quejó Darío 

– Ay no, una pregunta, ¿Sabe Aiden que estás acá? 

– No Charlotte, pero no creo que le interese tanto - dije sin ganas

– La qué tal vez si se moleste sea Sua, ya que te está ayudando a subir de calificación y por el castigo te van a quitar puntos - hablo Patrick

– Tal vez, pero no creo que esté enterada, se estaba reuniendo con los profesores para recuperar las clases perdidas - esta vez fue Seyeon 

– Por cierto, ¿Nathan tú sabes cómo ocurrió el accidente? - me sorprendió la pregunta de Charlotte, se supone que solo algunos lo sabían y ella no siempre estaba centrada en eso 

– Los frenos de la moto estaban fallando, debía girar en una calle pero por la fuerte lluvia la moto terminó por derrapar haciendo que cayera y pasó a rozar su pierna izquierda con la parte delantera

– De casualidad no sabes dónde se encontraba antes de eso, ya que anteriormente la moto había estado en el mecánico y estaba en perfectas condiciones

– No no lose, Charlotte, y si sientes curiosidad debes preguntarle a ella, si eres su amiga te contará todo

– Perfecto - dicho eso todos guardamos silencio.

Bueno no duró tanto ya que sacaron un juego de cartas y se acomodaron los que jugarían, después escuché a Patrick quejarse por tener hambre de que en el comedor principal no se puede desayunar a gusto y Darío se burlaba de él por ser un chico popular. 

Pasó un tiempo y sonó la campana indicando que el castigo había terminado, todos salimos del salón, cuando estábamos afuera aquella chica que hizo que me enamorara con solo verla se abrió paso entre algunos que estaban ahí. 

Se acercó a Scott y lo comenzó a jalar de las orejas dirigiéndose al estacionamiento le gritaba algunas cosas que no pude distinguir eso hizo que empezáramos a reír, en serio me gustaba esa chica.