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No me chingues

Marchetti 

Recuerdo estar caminando por un pequeño y oscuro callejón sin rumbo fijo, recuerdo que me dolían las suelas de mis pies, sentía que había caminado varias horas sin para en busca de una salida, sentía mi boca seca y cada paso que daba dolía más que el anterior. El hambre era insoportable, no tenía idea cuánto tiempo llevaba ahí, en ese callejón solitario.

Mis lágrimas comenzaron a salir sin permiso alguno y al dar el siguiente paso caí con el rocoso pisó, el ardor en mi rodilla fue insoportable, no entendía que hacía ahí, no sabía cómo había llegado a ese lugar y no entendía que era lo que estaba pasando. Sentía dolor en todo el cuerpo, sentía como me oprimían dificultando mi respiración y cuando menos lo espere mi cuerpo cayó en un profundo sueño.

Al volver abrir mis ojos el sol me dio de lleno en el rostro, sentía algo sube pero a la vez rasposo en las palmas de mis manos, para cuando mi vista se acostumbró a la luz vi a mi alrededor. Ahora me encontraba en un capo de flores donde mamá solía llevarme de pequeña y sin darme cuenta una sonrisa iluminó mi rostro. 

-pequeña que bueno que has despertado- la voz dulce de mi madre inunda mis oídos- Ya es hora de irnos, tú padre nos espera en casa 

-No quiero, un ratito más mami- mi versión pequeña hace un puchero

-No mi amor, otro dia venimos 

Con resignación comencé a caminar de la mano de mamá, bajamos la pequeña colina y comenzamos a caminar por el pequeño sendero de piedras. Mamá comenzó a cantar una pequeña canción mientras salíamos por completo del lugar y para cuando voltee a ver su rostro ya había desaparecido. No la vi por ningún lado, mi madre me había dejado ahí sola en medio de aquel camino.

-Corre, Corre pequeña que nos alcanzan

La voz de un niño de unos tres o cuatro años mayor que yo me gritaba a todo pulmón, mientras que veía a todos lados buscando a alguien. No sabía en qué momento había aparecido y tampoco sabían ¿Quién era? ¿De dónde me conoce? Solamente no comprendía nada.

-Jasida hazme caso y corre lo más rápido que puedas- dijo el niño extraño mientras me tomaba de los hombros- Corre y no mires atrás, simplemente corre y no dejes que te atrapé 

-¿Quienes? 

Despierto con la respiración agitada, mi ritmo cardíaco está demasiado alterado y justo cuando voy a tomar el celular para ver la ahora mi alarma suena. Me siento en la cama, suelto un suspiro y pienso en ese sueño extraño, bueno anteriormente había tenido un sueño paracido pero algo no me intriga. Ya que sea cual sea el inicio siempre termina con ese niño que me grita.

¿Quién es? ¿De dónde lo conozco? ¿De verdad existe? ¿Cuándo pasó eso? Son las preguntas que me surguen siempre las cuales no tiene respuesta alguna.

Así que dejo de lado eso y prosigo a irme a dar una ducha, ya que hoy toca ir temprano a la Universidad. Realizó mi rutina cotidiana. Una vez que me he aseado y acomodado mi cuarto, bajo a desayunar algo ligero.

Hoy se me antojo yogurt natural con fresas, moras y granola y claro un zumo de naranja. Cuando terminó lavo el tazón y el vaso que ocupé. Vuelvo a subir a mi habitación, me arreglo el cabello en una media coleta alta y tres pequeñas y discretas tensas en el pelo suelto.

Cómo el clima está fresco elijo ponerme un top negro y encima un suéter liso del mismo color y encima un overol de short de mezclilla. Me coloque unas calcetas negras hasta la rodilla y mis botines Combat Boots Cecilia Negras. Ahora no me apetece maquillarme así que me aseguré de que todo lo que necesitará estuviera en mi mochila. 

 #1 Abismo Inmortal  |Trilogía L'amore in tempo di guerra|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora