𝘚𝘸𝘦𝘦𝘵 𝘝𝘦𝘯𝘰𝘮 𝘔𝘪𝘔𝘰 [+18]

Acto 2: Costumbre

»Aclaraciones: Mina tiene 19 y Momo tiene 20.

Viven juntas en Tokio, ya que Momo entró a una universidad allí y se llevó a Mina consigo.

Mina aún no entra a la universidad. Se encuentra en años sabáticos para atender la compañía de su padre en Tokio en lo que decide qué quiere estudiar.

Digo esto because me da flojera explicarlo en el capítulo ya que se tocarán puntos mucho más importantes en este y sería una pérdida de escritura invertir mi valioso tiempo en algo corto que fácilmente puedo explicar antes xd.

Saranghae <3

Mientras estoy sentada en uno de los sofás de la sala arreglando una junta con algunos posibles accionistas, escucho unas llaves y una figura conocida entra a la habitación.

—¡Momoring, llegaste! —Me lanzo a abrazarla una vez la veo cruzar por el umbral de la puerta.

—No, Mina. Soy el fantasma de Momo. —Dice sarcásticamente e imita el sonido de un fantasma—. Obvio que llegué. —Me devuelve el abrazo de forma más corta y se suelta rápidamente—. Estoy cansada, voy a bañarme. —Deja su bolso en el piso y se va a paso lento hacia nuestra habitación.

—¿Tienes hambre? —Pregunto desde la entrada del baño—. Puedo prepararte algo.

—Ya comí. —Responde con un dejo de sequedad en su voz.

—¿Estás muy cansada? Podría hacerte un masaje, si quieres. —Propongo.

—No puedo, Mitang. Debo terminar una exposición que hay que presentar el viernes y aún me falta estudiar para la prueba de estadísticas de pasado mañana. —Hay un momento de silencio—. ¿Podrías dejarme sola un momento? Tengo muchas cosas en que pensar. —Agacho la cabeza y asiento.

—Está bien, amor. —Salgo de la habitación y devuelvo mi atención a lo que estaba haciendo en el portátil, ahora con una pequeña sensación de tristeza en el pecho.

No es la primera vez que se comporta así, lleva haciéndolo desde hace casi un mes.

Entiendo que la universidad le está robando mucha energía y por eso regresa muy cansada con solo ganas de dormir, pero mi trabajo tampoco es el más tranquilo del mundo. Demanda mucha atención y es bastante agotador, aún así, siempre busco el momento para estar con ella.

¿Qué hiciste mal? Me pregunto internamente ¿Ya se aburrió de mí? Las preguntas siguen llegando como relámpagos ¿Conoció a alguien más? El solo pensamiento de esa posibilidad me parte el corazón.