Capítulo 5

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RACHEL.

Llegué a Rusia, Sara y mi hermana decidieron venir conmigo una para hacerme compañía y la otra para ayudarme con los bebés. Alimento a mis pequeños bebés mientras Sara me ayuda, mis canes de están debajo de la cama.

— Dámelo, yo le sacaré los gases, mientras le das de comer a Milenka.

— Quieres comer mi niña preciosa.

Suelta una hermosa risita mientras chupa su puñito, la coloco en mi seno y comienza a succionar de inmediato.

— Owen me recuerda a Christopher, cuando nació, solo que el tiene una madre que los pone en primer lugar y no se deja pisotear por el padre, estoy orgullosa de ti Rachel. — me comenta Sara.

— Es duro, pero por mis hijos acabaré con quien sea, no permitiré que nadie les haga daño, si antes arriesgue mi vida por Christopher, ese lugar fue reemplazado por Owen y Milenka, ambos son mi razón para seguir.

— Me gusta, gracias por traer al mundo dos bisnietos hermosos, pensé que moriría sin ver la descendencia Morgan, y gracias a ti lo he visto casado y con hijos, me siento feliz cosa que no sentía desde hace mucho tiempo. — Regina ingresa a la habitación soltando eso y es un alivio.

— Disfrutemos mientras son pequeños, de grandes quizas no se dejen besar todo el tiempo y más si sacan el genio amargado de su padre.

— ¡Auch! Milenka, no muerdas eso dolio.

— Imagina cuando le salgan los dientes.

— Si me muerden les daré leche en el biberón.

Milenka vuelve a succionar con suavidad, parece que entiende. Regina coloca a Owen sobre el peluche para sacarle los gases a Milenka, juego con el ya quiero verlos más gorditos a ambos, los amo demasiado. Con ellos aquí les comprare mil cosas, cosa que me negué a hacer en el embarazo, pero ya están ambos aquí y su madre no les negara nada jamás.

— Querida me voy a dormir, espero que estos muñequitos no te desvelen mucho.

— Descansa, yo jugaré un rato más con ellos.

Les doy sus masajes, les repito lo mucho que los amo y les saco muchas risitas, pongo música relajante para darle su masaje corporal a cada uno antes de cambiar sus monitos para que duerman.

Una vez que se duermen los coloco en su cuna, para que duerman juntos, me pongo una pijama y maldita sea, recuerdo a ese desgraciado infiel, me vio desnuda, me imagino que por eso se arriesgo a besarme, pero no me va a usar como quiera, debo bañarme con agua helada para evitar pensar en mis necesidades carnales inexistentes.

Me duermo y mis sueños no demoran en llegar, estoy en una hermosa habitación en una cama grande, siento un hombre a mi lado sus manos me recorren, mi húmedo coño exige atención, quiero que me tomen, sentirme deseada. Me besan el rostro y se acercan a mi oído.

— Ansiosa.

— Si.

— Hay una ninfa que me tiene loco, y me muero de ganas por satisfacer ¿Me lo permites?

— Necesitas mi permiso, no me lo pidas solo hazlo, me siento demasiado caliente.

— Voy a aprovechar eso.

Siento que un hermoso rubio se pone encima de mi y abro mis piernas, mi cuerpo necesita atención el comienza a embestir como lo necesito brutal, salvaje, deseoso de mi, mientras besa mi cuerpo, me desea como quiero, tiene un cuerpo definido me gusta quiero besarlo, se siente rico lo que me está haciendo, me giro para cabalgarlo.

— Raichil, despierta.

— Emm.

— Que soñabas sucia y porque decías el nombre de Vladimir. — se tapa la boca con una mano y yo me siento roja de vergüenza — No me digas que tú y él.

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