Día 05: Sexo de Odio

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-No sé para que vine si no vas a decir una palabra.

-Yo no elegí jugar, los chicos me obligaron.

-¿Y era necesaria la lengua? Armin, estaba frente a ti, sabes perfectamente que me importa una mierda los jueguitos de adolescentes, pero ¿Emocionarse? ¿Babear a la chica? Digo, para que estar de novios que más encima debemos andar a escondidas para que nadie sepa. -Dijo Annie con los brazos cruzados en medio de mi habitación.

Eran casi las 3 de la mañana, la fiesta de la preparatoria ya había terminado hace una hora y al tener mi casa más cerca le ofrecí pasar la noche, como muchas veces ya lo ha hecho, sin embargo, un juego de la botellita nos estaba arruinando la noche. Los chicos me habían sentado a su lado y el juego comenzó, era un juego inofensivo, lo sabía, pero las condicionantes eran letales.

¿Qué era lo grave? Annie no había participado y yo tuve que besar a dos personas, a una de ellas la condicional era un beso con lengua.

Sí, no me digan nada, soy un idiota por no negarme y salir del juego, pero la chica apenas vio la punta de la botella inclinarse a ella se abalanzó a mí y el beso llegó igual.

Annie había visto todo.

¿Qué era lo otro más grave? Por decisión mía, habíamos mantenido nuestro noviazgo de seis meses para no ser blanco de burlas o que los tóxicos de la preparatoria se metieran en lo nuestro. Pero todo tenía un límite.

-Yo no iba a jugar más, sabes perfectamente que yo solo tengo ojos para ti, tú eres mi novia.

Con el ceño fruncido ella se acercó a mí y me puso su dedo índice encima del pecho.

-Entonces ¿Por qué debo andar escondiendo a mi novio y soportar que otras chicas se te tiren encima?

-¿Acaso no te has dado cuenta como te miran los chicos de la orquesta? ¿Los de la banda de rock? ¿Cada vez que haces deporte y los comentarios que hacen?

-¿Y por qué no los detienes? ¿Acaso no te importo?

-No me digas eso, sabes cuán importante eres para mí. -Traté de tomar su mano, pero ella justo la sacó.

-Al parecer no lo sé ¿Y sabes qué más? Puedes meterle la lengua a cualquiera, ya me cansé, me voy a casa -Dijo sin más, se dio la vuelta y estaba por abrir la puerta de la habitación, avancé y puse la mano en la puerta para evitar que la abriera.

-Es tarde no puedes irte, no hay buses y no le meteré nada a nadie. -Dije muy cerca de ella.

Podía ver su delineado negro tan fino en sus ojos celestes, su labial oscuro que combinaba con su chaqueta negra y falda tableada con sus medias de rejilla. Su perfume de jazmín siempre estaba ahí y ella gloriosamente enojada conmigo por la estupidez que no pude controlar.

-Me iré, no me importa que tus padres escuchen, yo no voy a estar con un idiota que no-...

La besé, tomé su rostro con cuidado por las mejillas y la besé con todas mis ganas de hacerle saber que ella para mí era la chica más hermosa de toda la maldita preparatoria. Esos seis meses que llevábamos de novios habían sido los mejores, ella tenía tantos detalles conmigo, me compartía de sus dulces, compartíamos partidas de juegos online, los mimos y el amor que ella me daba en cada caricia o cada cosquilla que me hacía cuando estábamos a solas era lo más preciado. Sí, tenía a mis amigos de toda la vida, tenía a mis padres y a mi abuelo, pero la felicidad que sentía cada vez que podía estar con Annie era distintas, era el amor mismo.

Pero, no era el momento, al parecer.

-¡Mh! Mierda... -Me separé un poco al sentir como me mordía el labio.

ARUANIWEEK ENERO 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora