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Un estadio abarrotado de gente impaciente por ver el partido que pronto empezaría era lo que los ojos de Ona veían. El partido estaba disputándose en el campo del Girona, teniendo así a aficionados del equipo contrario hambrientos por la victoria.
El partido dio comienzo, y Ona sentía que podría caerse del asiento en cualquier momento por lo nervios. El Girona era un rival que, aunque sorprendiera, iba bastante fuerte en aquella temporada. Era un partido muy importante para el Madrid y que, si ganaba, a larga le daría su recompensa.
En los primeros minutos, comenzó algo pelado, aún así se notaba que el Madrid llevaba la posesión. En el minuto diecisiete, un gol de Joselu puso al club blanco por delante en el marcador y cuatro minutos después Tchouaméni metió el segundo gol que hizo que los aficionados del Girona fueran perdiendo las esperanzas de alcanzar la victoria, estando más callados ahora a diferencia del comienzo.
El partido se fue finalmente cero a dos al descanso, y mientras pasaban aquellos quince minutos, Ona decidió entretenerse comiendo las palomitas que anteriormente había comprado para ver el partido.
A su móvil no paraba de llegar notificaciónes y notificaciones, solo eran personas que criticaban a la pobre chica con descaro por todas sus redes sociales, era agobiante ver cada mensaje. Normalmente ella lo ignoraba, pero estaba siendo acosada por fans locas de su enemigo..., ya no le hacía tanta gracia. Mucho menos porque estaba justo sentada al lado de dos de ellas..., las camisetas con el número cinco y el nombre de "Bellingham" las delataban.
Mientras Ona masticaba las palomitas, escuchaba la conversación, poco disimulada, de ambas chicas, por no hablar de sus miradas asesinas..., esto incomodaba a la castaña pero no abrió la boca, solo se detuvo a mirarlas fijo a los ojos y la chica de reflejos pelirrojos soltó una falsa risa antes de dirigirle la palabra.
—¿Te ocurre algo, guapa? —la amiga rió por lo bajo.
—¿A ustedes os pasa algo?
—A nosotras..., —miró a su amiga unos segundos—pues fíjate que si. Eres Ona González, ¿verdad?
—¿Si...?—respondió la chica sin más, haciendo que ambas se miraran y carcajearan.
—Entonces no queremos estar sentadas junto a ti..., ya sabes por lo del video y eso...
—Genial, pues iros de aquí.
—No, no me estas entendiendo, debes irte tú, nosotras no somos el problema.
—El problema lo tenéis vosotras así que no pienso moverme de este asiento—Ona seguía comiendo como si estuviera entablando una conversación cualquiera con esas chicas.
