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CAPÍTULO 06
Lydia es una ladrona y yo una experta del Marco Polo, más o menos

CAPÍTULO 06Lydia es una ladrona y yo una experta del Marco Polo, más o menos

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6 años atrás...

El reloj marca las 6 y media de la mañana cuando mi tía abre la puerta.

Está borracha, otra vez.

Lo puedo notar no sólo por el olor a alcohol que desprende, sino también por su cabello revuelto y sus pasos poco coordinados.

La observo mientras estoy sentada en el penúltimo escalón de las escaleras, justo frente a la puerta. Veo como intenta cerrarla, pero apenas es capaz de poner la llave dentro de la cerradura.

Se da la vuelta y me observa de arriba a abajo, con desprecio. Me dan ganas de llorar.

–Ayúdame con esto, ¿no quieres?

Realmente no quiero, pero es mejor no hablarle cuando está en este estado.

En realidad, es mejor no hablarle nunca, pero a veces no me queda de otra.

Creo que nunca entenderé por qué hace lo que hace. Quiero decir, entiendo que esté triste, y que de vez en cuando quiera salir con sus amigas, pero jamás entenderé porqué me odia.

Al principio intentaba negarlo, decirme que sólo me trataba así por la pérdida de su esposo, y que pronto todo esto acabaría y volveríamos a la normalidad. Pero eso nunca pasó.

Tuve que aprender a adaptarme a su nueva personalidad. Evitar opinar, comer menos, hablar sólo en los momentos adecuados y hacerme cargo de Lydia cuando ella no estaba.

Es un trabajo de tiempo completo.

Dejo que un pequeño suspiro silencioso se escape de mis labios. Me levanto y cierro la puerta con cuidado .

Subo las escaleras detrás de ella y procuro que no se caiga.

Camina hasta el baño, se lava los dientes como puede y noto pequeñas marcas en su cuello, parecen moretones. Espero que nadie la haya lastimado, ni que tampoco ella se hubiera hecho daño a sí misma.

Se encierra en su habitación.

Ni siquiera se preocupa en fijarse si Lydia está dormida, tampoco me lo pregunta. A veces me cuestiono si es porque no le importa, o si es porque confía en que soy responsable.

Entro a mi habitación y cierro la puerta con el seguro. Intento girar el picaporte para verificar que no se puede abrir, efectivamente está trancada.

Las sábanas de mi cama están intactas. Me quito el pijama de unicornios y lo guardo debajo de las almohadas.

Hago un doble nudo en las agujetas de mis zapatos y me miro al espejo. Creo que me veo bien. Bueno, más o menos, pero apenas se nota que no he dormido en toda la noche.

𝑨𝑫𝑬𝑳𝑨𝑰𝑫𝑬 ✧ Rafe CameronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora