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CAPÍTULO 05
Soy un asco en el surf y en la cocina

Me desperté y, lo primero que supe, además de que tenía demasiado calor, era que Sarah estaba llamándome

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Me desperté y, lo primero que supe, además de que tenía demasiado calor, era que Sarah estaba llamándome.

Aplasté mi almohada a ambos lados de mi cabeza, con la intención de dejar escuchar el molesto tono de llamada.

El teléfono no paró de soñar. Amo a Sarah, pero a veces no comprende que necesito mis ocho horas diarias de sueño para ser feliz.

Aún con los ojos cerrados, me destapé y extendí mi brazo hacia la mesita de luz. Tiré un par de cosas en el proceso pero finalmente tomé mi celular.

– ¿Qué quieres? –pregunté somnolienta, pegando el teléfono a mi oído.

–Ya me decidí –dijo Sarah del otro lado de la línea.

– ¿De qué me estás hablando? –Aún no abría mis ojos, y esperaba que eso siguiera así.

–Iré a hablar con John B. Decirle que yo no tengo nada que ver con sus desgracias y seguir mi vida con normalidad.

Sonaba decidida, como si hubiera estado pensándolo por demasiado tiempo.

– ¿Y era muy necesario para tu plan tener que decírmelo a estas horas de la mañana? –le pregunté en medio de un bostezo.

–Pues claro –rió–.

–Sarah –mi voz se tornó un poco más seria–, ¿estás segura que es sólo eso? Me refiero a que, si no hay otras intenciones detrás de lo que vas a hacer.

– ¿Me estás hablando en serio?

Pude percibir que se había ofendido con mi pregunta.

–No te enojes conmigo, sólo pregunto por tu propio bien...

Siempre ha odiado que mencione el tema, pero me resulta imposible no hacerlo.

Sarah había sido infiel con sus novios anteriores, varias veces. Es algo de lo que jamás hemos podido hablar concretamente, pues prefiere pretender que nada de eso había ocurrido.

A veces me siento mal por pensar en eso, pero soy su amiga y es mi deber recordárselo, sólo por si acaso.

Bla, bla, bla, lo que sea. –Omitió el tema, como siempre–. ¿Paso por tu casa luego?

–En realidad, no. Pope me invitó a surfear con los Pogues –suspiré–. ¿Te gustaría venir conmigo?

Esas fueron palabras que jamás esperé que salieran de mi boca.

Aunque me dijera que no, sentía que debía decírselo. Como si estuviera traicionándola si no lo mencionaba.

Sarah tardó en responder, tanto que llegué a pensar que me había colgado.

–No, gracias. –Colgó.

Intenté volver a dormir. Me quedé en la misma posición, aún con los ojos cerrados, incluso me puse a contar ovejas. Nada, seguía despierta.

𝑨𝑫𝑬𝑳𝑨𝑰𝑫𝑬 ✧ Rafe CameronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora