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CAPÍTULO 08
Todo se va al carajo

Aún no tengo señales de vida de Sarah, me pregunto qué estará haciendo

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Aún no tengo señales de vida de Sarah, me pregunto qué estará haciendo.

Hago tiempo acostándome en el sofá, usando mi teléfono y esperando a que llegue la hora de ir a la función de películas.

Escucho los pasos de Lydia por las escaleras. Me incorporo y me giro para ver que hace, pero ella no parece notarme. Está por abrir la puerta.

– ¿Estás planeando escaparte? –pregunto.

Se da vuelta de un salto, con una mano en el pecho.

–Santo Dios, casi me matas del susto. –Cuando me quedo callada se da cuenta que no podrá evadir mi pregunta–. No me estoy escapando, sólo voy a salir.

– ¿Sin avisarme? Eso suena como escaparse –digo. Me doy cuenta que sueno muy autoritaria, bajo un poco el tono–, yo solía hacerlo todo el tiempo. No tienes por qué hacerlo conmigo, sólo tenías que preguntar. ¿Irás a la función de películas?

–No. Mis amigos y yo nos juntaremos en casa de Juliette.

Tengo la sensación de conocer ese nombre, probablemente la había escuchado hablar sobre ella con mi tía en algún momento.

– ¿Irá más gente? –Ella asiente–. ¿Y hasta que hora planeas quedarte? –Se encoge de hombros–. Que me respondieras con palabras sería más agradable.

–Si hubiera sabido que ibas a interrogarme, me hubiera escapado más rápido –se queja mientras se acerca a la puerta.

–Llámame si necesitas algo –asiente y sale de la casa, conmigo detrás suya–. ¡Y no quiero que vuelvas sola! Me llamas o le pides a alguien que te acompañe hasta aquí. ¿Me escuchaste?

Comienza a caminar aún más rápido, pero se vuelve para mirarme unos segundos.

– ¡Estás hablando como mamá!

Y pronto gira en la siguiente calle y dejo de verla.

Entro a casa y tomo una chaqueta de denim que había dejado sobre el sofá. La deslizo sobre mis hombros hasta que mis brazos quedan cubiertos.

Tranco la puerta con seguro y, con cuidado, dejo una llave escondida entre las maderas del marco de la ventana.

La realidad es que no creo que Lydia vuelva antes que yo. La función de películas siempre fue una tradición más que nada familiar. Los adultos llevan a sus hijos y generalmente no terminan muy tarde.

Recuerdo que un año, unas chicas propusieron que la función terminara más tarde con comedias románticas. Para el final de la noche sólo quedaban chicas entre los once y diecinueve años.

Abro mi casilla de mensajes por quinta vez en media hora, sólo para volver a encontrarla vacía.

Cuando me doy cuenta, ya casi he llegado. Este año no hay muchas personas, supongo que es debido al huracán, pero es bueno saber que aún hay gente con el espíritu Kook de ver películas malas.

𝑨𝑫𝑬𝑳𝑨𝑰𝑫𝑬 ✧ Rafe CameronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora