𝐒𝐏𝐈𝐃𝐄𝐑𝐍𝐎𝐈𝐑𝐄~Bueno, hagamos esto una última vez. Mi nombre es Phoenyx Stark, me picó una araña radioactiva mientras construía trajes con mi padre en el gran taller y durante tres años y medio he sido la única y verdadera Spider-Noire...O e...
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Tierra 928
Miles, invisible aún, empezó a encender la máquina mientras Margo se extrañaba y trataba de frenarla.
Miles se metió en el aparato justo cuando Miguel llegaba furioso.
Mierda.
—¡Apágalo!—le gritó a Margo
—¡Eso intento!—respondió ella
Miguel se lanzó contra la cápsula que se estaba formando alrededor de Miles y trató de abrirla.
Ví que Margo tuvo la opción de apagar la máquina pero no lo hizo.
Lo único que impedía a Miles marcharse era Miguel, así que mi máscara se formó y suspiré.
Dí un salto y me lancé contra Miguel.
Sin querer, al soltar las garras de la cápsula, me arañó el costado, sobre las costillas.
Sentí un dolor punzante pero sonreí apenas al ver que Miles desaparecía en el aire.
Miguel y yo rodamos por el suelo y gruñí, haciéndome bolita un segundo.
Respiré hondo y traté de levantarme.
Logré ponerme de rodillas con dificultad y ví sangre en mi manos.
—SUNDAY—murmuré
—Herida superficial en el costado, Nyx, recomiendo vendar para detener la sangre.—me avisó mi IA
—Genial, en cuanto pueda moverme—gruñí
Miguel se levantó furioso y se giró hacia mí.
—¡Nyx!¡¿En qué diablos pensabas, niña?!—exclamó, callándose al ver sangre en el piso
Con un atisbo de miedo que nunca había visto en sus ojos, se miró las garras.
Las de su mano derecha estaban cubiertas de sangre.
—Carajo...—gruñó y se arrodilló delante mío—Quita las manos—le hice caso y él abrió los ojos un poco más de lo normal—Jess
—Ten—Jess llegó con el botiquín
Miguel cortó la venda con los colmillos y me vendó el costado mientras yo suspiraba.
Ví que a Gwen se la llevó la máquina "Pa casa" y suspiré. Me pasaría lo mismo.
—Duele...—gruñí
—Perdón por esto, lo siento—murmuró, señalando la recién vendado herida y me ayudó a levantarme—Pero sabes muy bien que no deberías haberlo ayudado, niña.
—Miguel, si fuera mi padre, te juro que no habría quien me frenase—repliqué y él suspiró, mirándome un segundo con tristeza
—Vete a casa, Stark—murmuró Miguel y fruncí el ceño
Lo entendí cuando las pinzas de la máquina "Pa casa " me agarraron de brazos y piernas.
—¡No!¡Miguel, carajo!—me repliqué, moviéndome para soltarme pero me quejé del dolor de la herida
—No te muevas, la herida empeorará —replicó Miguel, que me miraba con tristeza—Iré a buscarte cuando todo esto haya acabado, ¿sí? No hagas ninguna tontería hasta entonces, Nyx.
—¡Miguel!—reproché mientras la maquina me quitaba el reloj a la fuerza y miré a Jess—¡Jess!
—Lo siento, cielo, es lo más seguro para tí—aseguró ella con resignación
Traté de salir pero quedé atrapada en la cápsula y les mostré los dientes.
—¡Maldita sea!—gruñí y justo llegó Peter con la niña
—¿Qué le hacéis a Nyx?—reclamó al verme
—No te metas, Peter—le espetó Miguel, que ya no podía ni mirarme porque sabía que acabaría cediendo si me veía rogándole con la mirada
—¡Pensé que este trabajo iba de salvar vidas, no dejar que acaben mientras miramos con los brazos cruzados!—exclamé justo antes de que la luz de la máquina me cegara unos segundos.
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Tierra 8188
Al abrir los ojos, me encontré que estábamos en mi cuarto.
—Mierda...—murmuré y me enfurecí—¡Mierda, mierda, mierda!—pateé el primer zaparo que encontré—¡Miguel, carajo, no puedes hacerme esto!
Tras golpear todo lo que encontré, me senté en mi cama y gruñí. Tenía ganas de llorar.
Allí estaba, sola en el universo de nuevo y sin poder ver a Pav, a Miles, a Gwen....O a Hobie.
Joder, tenía muchas ganas de ver a Hobie.
Al suspirar para que las lágrimas no salieran, giré mi cabeza y ví una cajita en mi almohada.
La agarré y la acerqué a mí para abrirla.
Dentro, había muchas piezas que enseguida reconocí como un reloj para cruzar el multiverso desmontado.
Agarré la nota que había al fondo de la caja.
"Buenas, gruñona, te dejo un regalito. Tenía la corazonada de que necesitarías uno por culpa del ninja vampiro. Lo he desmontado por si lo rastreaban pero estoy seguro de que lo montarás enseguida con esa cabeza linda que tienes. Haz lo que tengas que hacer y luego ven a verme, que ya extraño tu mal humor. Firmado, tu rebelde favorito"
Sonreí ampliamente ante la nota y me acerqué a mi escritorio de trabajo llena de aparatos para empezar a montar el reloj.
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