Cuando llegamos al palacio, me bajé con delicadeza y cuidando cada parte de mi vestido, el cual, era uno de mis favoritos. Me lo había dado mi abuela antes de fallecer y siempre me decía que, siempre que lo trajera puesto, iba a brillar como cualquier estrella.
Willy se bajó después de mi, él me ayudó a bajar primero, era un caballero.
— ¿Este es tu... pala-Palacio..? — Preguntó el chocolatero tan asombrado y con la boca ligeramente abierta al igual que sus ojos color avellana.
Solté una pequeña risa por sus expresiones.
— ¿Tan mal esta mi castillo? — Dije con una carcajada y él me dió otra.
— No siempre te acostumbras a ver princesas que tienen un departamento tan grande como su castillo — Dijo con su encantadora sonrisa.
— Y, ¿No te dirán nada porqué yo esté aquí? — Preguntó nervioso y apenado. Le sonreí.
— Pues, no lo creo y si, se ponen de inmaduros contigo, tendremos que tomar otras medidas más extremas... — Dije con ingenio. Él me miró muy confundido e inclinó su cabeza.
Saqué mi bolsa y se la mostré por dentro, tenía un traje de príncipe y él no tenía ni idea para que lo usaría, así que solo frunció el ceño confundido.
Cuando entramos al palacio, Albert me recibió, agarrando mi saco y el de Willy.
Albert me miró con extrañeza y confusión.
— Viene conmigo, no te preocupes, es de fiar — Dije calmada y golpeando ligeramente, el hombro de Willy.
— ¡Ho-Hola! — Dijo este Willy nervioso y estrechando la mano de Albert.
Me reía un poco por las actitudes tan raras y graciosas de Willy, literalmente, parecía que no sabía ni de la palabra "realeza".
Seguí avanzando, hasta que me topé con James, el príncipe mas mimado de todo el mundo. Lo odiaba tanto que no lo podía ver ni en fotografías.
Me agarró de la cintura y me llevo más a la sala principal y comenzó a hablar de estupideces de su vida.
Willy se nos quedó viendo con el ceño fruncido y algo molesto, al menos, parecía que lo estaba.
— ¡Suéltame, James! — Dije dándole una patada en la entre pierna, lo que hizo que me soltara. Willy al ver eso, soltó una risa.
James lo vió de arriba a abajo.
— ¿Se te perdió algo, James? — Pregunté desafiándolo. Negó con la cabeza.
— Entonces, ya te puedes ir, ya que no veo la razón por la que hayas venido — Dije.
— A ninguno de todos los príncipes que convocaste el otro día, nos has contestado de tu decisión... ¡A mi padre ya le urge que me casé contigo! — Dijo James en forma de berrinche. Rodeé los ojos.
— Tú sabes lo difícil que es tener que tomar una decisión en unos pocos días, aparte, no es cualquier decisión, me comprometeré con alguien que ni conozco bien, ni mucho menos amo. — Dije apunto de soltar las lágrimas. Willy al notarlo, se acercó a mi y me agarró de la mano para llevarme a la terraza, donde estaba vacío.
— ¿Qué te pasa? Estaba en una conversación, si no te diste cuenta. — Dije molesta y secando las lágrimas. Willy me miró con tristeza y me abrazó.
— Siento mucho que tengas que hacer todo esto por un simple legado... En serio, lo lamento... — Dijo mientras, seguía abrazándome con fuerza. Lloré más y más, era reconfortante tener a alguien con quien desahogarme...
— Gracias por escucharme... — Dije secando mis lagrimas. Me miró con una sonrisa, la cual le correspondí.
— Tú sí deberías de ser un príncipe, te comportas como uno verdadero y no como otros... — Dije con una carcajada, a lo cual, entendió a lo que me refería y rió conmigo.
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¡¿𝐌𝐀́𝐒 𝐐𝐔𝐄 𝐀𝐋 𝐂𝐇𝐎𝐂𝐎𝐋𝐀𝐓𝐄?!
Romance- 𝐒𝐚𝐛𝐞𝐬... 𝐒𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐭𝐞 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐨 𝐝𝐚𝐫 𝐮𝐧 𝐚𝐧𝐢𝐥𝐥𝐨 𝐝𝐞 𝐨𝐫𝐨, 𝐧𝐢 𝐣𝐨𝐲𝐚𝐬 𝐲 𝐦𝐮𝐜𝐡𝐨 𝐦𝐞𝐧𝐨𝐬 𝐮𝐧 𝐩𝐚𝐥𝐚𝐜𝐢𝐨, 𝐩𝐞𝐫𝐨... 𝐋𝐨 𝐮́𝐧𝐢𝐜𝐨 𝐯𝐚𝐥𝐢𝐨𝐬𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐨 𝐝𝐚𝐫 𝐞𝐬 𝐦𝐢 𝐚𝐦𝐨𝐫 - --->...