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"Toda acción tiene su merecida
consecuencia"

Aquí adentro no podía diferenciar la hora ni los días, si teníamos suerte la comida llegaba, 2 platos de comida para 20 chicas.

En el tiempo que pase aquí noté que yo era la única que llevaba la misma ropa con la que llegue, ellas se encontraban en brasieres y shorts cortos.

Aun que el hambre se hacía presente en mi, no podía comer veía como las demás peleaban por pedazos de miserias, las más chicas lloraban y hasta pensaban en suicidarse, pero incluso eso aquí era imposible.

—No vas a comer?—La rubia tomó asiento a mi lado estirando un pedazo de pan hacia mi.

—No.—Respondí.

—Como te llamas?—

—Zara.—Esta sonrió al escuchar mi nombre.

—Mi mejor amiga solía llamarse así, yo soy Lara.—

—Solía?—Pregunte extrañada.

—Falleció el año pasado en un accidente.—Abrí los ojos en sorpresa y me disculpe.

—Perdón yo...—

—Zara, come...—Esta solo sonrió evitando mis disculpas.—No puedes enfermar, pronto saldremos de aquí.

Y que equivocada estaba Lara...

—No te preocupes por mi, estuve muchos días allí arriba, no necesito más comida.—

Las chicas comenzaron a alborotarse y los pasos fuertes comenzaron a hacerse presentes, no entendía nada.

—Son ellos.—Lara comentó.

—Que pasa?—Pregunte.

—Desde que llegamos ellos no aparecen aquí, solo lo hacen para llevarse a una niña, pero...ella ya nunca vuelve.—Frunci el seño y cuando estaba apunto de responder la puerta se abrió de par en par dejándolo ver, era Bill.

Camino lentamente hacia nosotras, Lara apretó leventemente mi brazo cuando Bill la tomó de la barbilla haciendo que esta la mirara a los ojos.

Trague grueso ante la situación, miraba cada facción del masculino mientras este relamía sus labios observando a Lara, pero rápidamente volteó a verme.

—Zara.—Se levantó de golpe haciendo que lágrimas de miedo cayeran de la rubia a mi lado.—Levántate.—Ordeno.

—No.—Respondí firme.

Me tomo del brazo tan fuerte que sentí que saldría de lugar, seguido estiró mi cabello haciendo que lo mirara a los ojos.

—Crees que te estoy preguntando?—Las chicas comenzaron a gritar mientras otra lloraban.

—Bill.—Tom interrumpió con una voz firme.—No seas terco y lleva a otra.

Bill relamió sus labios mientras observaba lentamente mi rostro, la mano que sostenía mi cabello lentamente comenzó a aflojarse y bajar está mi cintura, apego mi cuerpo contra el de el y sonrió.

The fallen devil; Kaulitz Twins. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora