Capítulo VII.

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A La semana siguiente el abogado Santa María les aviso a los hermanos Mendoza vía llamada telefónica la fecha y hora en que se daría lectura al testamento.

Armando fue a Ecomoda, tenían que recoger las cosas personales de su padre, en esa visita Armando vio y habló con Mario, y cuando se vieron se volvieron a abrazar al verse, sin rencores, olvidando el pasado, Armando recordó que Mario lo postuló y lo apoyó para la presidencia la segunda vez, aparte de Camila, él fue el único que confió en él y eso lo hacía olvidar todo su enojo del pasado contra él y Mario olvidó los golpes que le propinó.

<Armando hermano, no sabe lo que me alegra verlo de nuevo, perdóneme todo lo del pasado, fui un soberano imbécil, y no sabe cómo lamento todo lo que sucedió, la manera en que me fui, mi indiscreción y cinismo>

<<<yo igual Mario, los dos fuimos unos cerdos con Betty, nos equivocamos, pero ya todo quedó en el pasado, perdóneme también por esos golpes que le di, me alegro y le agradezco que haya apoyado a mi padre en la empresa, y estar al frente de todo lo del sepelio, gracias>>>

< yo ya olvidé todo eso, aunque no le niego que si me dolieron sus trompadas hombre, pega duro, pero es mi hermano, además su silla de presidencia lo está esperando porque estamos llenos de trabajo, y nos retrasamos estos días pero tenía que ser así, Roberto y Margarita merecían esperar la llegada de sus hijos para acompañarlos, ya mandamos traer un moño negro para poner en el acceso de Ecomoda y uno para cada sucursal> Oiga ¿el niño que tenía Betty es su hijo cierto?, porque es igualito a usted.

<<< gracias Mario, y sí es mi hijo ah es divino... pero ya luego le hablo del tema, espero seamos otros hombres distintos a los bobos del pasado, al menos yo tengo que cambiar, por mi bien, bueno empezaré a revisar los pendientes de mí padre así que a empezar el día y después bajaré a la planta para ver cómo va todo>>>

-Mario me dijo que estaba bien y salió, entonces me senté en el lugar de mi padre, en la presidencia que... tan malos recuerdos me traía, y entré al hueco donde recordaba tanto a la Betty del pasado, me acerqué al baño y cerré los ojos con dolor, recordándome parado en la puerta, la cara de Betty al verme acomodando mi ropa y su expresión, y yo me quedé paralizado ese día, porque sabía que iba a pensar lo peor, era inevitable no recordar ese episodio de nuestras vidas que nos separó injustamente, porque era la primera vez que entraba ahí después que me fui con Nicolás cuando Daniel asumió la presidencia, a pesar de los malos recuerdos tenía que estar ahí, porque desde ese día yo ocuparía esa oficina otra vez, me senté y vi las cosas de mi padre, su letra en los papeles y no podía contener las lágrimas, tenía en la agenda marcadas las citas con proveedores y clientes, todo muy organizado y encontré en un cajón una fotografía de Camila y yo de pequeños, como de diez años ella y yo de seis porque soy menor que ella. Y la tomé en mis manos y la miré y acaricié a ese niño lleno de ilusiones, sonriendo feliz con mi hermana.

Esa misma tarde me llamó Alejandra Zing dándome el pésame ya que se había enterado de la muerte de mis padres, ella se portaba amable conmigo siempre.

<<< muchas gracias Alejandra>>>

< Armando ¿cómo estas tú? disculpa no planteé bien la pregunta, sé que debes estar triste y sentirte mal, pero sabes que cuentas conmigo ¿verdad? ¿Quieres que vaya a acompañarte?>

<<< imagínate Alejandra, fue muy difícil perderlos a los dos al mismo tiempo, quizás nos retrasemos un poco con tus entregas te pido tu comprensión ya estamos trabajando con ganas, y no te preocupes porque mi hermana se vino a Bogotá y estoy bien, gracias, estamos juntos con mi sobrino>>>

<cualquier cosa no dudes en llamarme, te quiero mucho y lo sabes>

<<< gracias Alejandra, igual te quiero, chao>>>

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