Capítulo 8. Arco del Circus Gothica. Luz.

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—Bien. ¡Vamos! —ordenó Sam a los chicos, quienes la habían estado esperando debido a que sus últimas clases estaban en salones distintos. Por su parte, Danny estaba nervioso, al igual que su mejor amigo quien lo miraba nervioso porque podría decir.

—¡Oye! —dijo el chico pelinegro dubitativo y algo asustado. —¿Segura que tiene que ser en mi casa? ¿No sería más cómodo para ti en la tuya? —Sam lo miró molesta.

—Ya estoy dejando mucho cómo para que ahora vengas y me preguntes eso. —contestó apuntándole con el dedo índice mientras en su cara se miraba una gran ira. —Además, nadie más que mis amigos van a mi casa... ¡Y yo no tengo amigos! —dijo con seriedad.

—Se nota... —murmuró Tucker rodando los ojos con molestia mientras eso le ganaba una mirada asesina de la chica quien si pudiera matar con la mirada lo hubiera hecho.

Resignado, el chico Fenton guió el camino a su casa. Durante el camino, Danny intentó entablar conversación con la chica quien daba apenas respuestas cortas al chico, quien cansado de intentar sacarle algo más simplemente empezó a hablar con su amigo.

No fue hasta que bajaron del autobús que vieron cómo el enorme cartel de la casa del pelinegro brillaba con intensidad, sorprendiendo a la chica gótica quien miró eso cómo algo raro para ella pues había escuchado acerca de los locos inventores en la ciudad pero nunca había visto su lugar de trabajo.

—¿Tú vives aquí? —preguntó ella sorprendida.

—Sí... —contestó rascándose la nuca con pena mientras caminaba hacia la puerta sacando la llave.

Tras entrar se encontraron con un extraño humo verde que inundaba la sala y con los padres del chico cubiertos por una extraña sustancia verde mientras tosían.

—¿Y ahora qué pasó? —preguntó entrando el chico.

—No es nada, Danny. —dijo Jack con una sonrisa despreocupada al tiempo que tosía y se acercaba a su hijo y le daba una palmada en la espalda que, debido al descomunal tamaño de su mano, sacudió por completo al chico.

—Exacto, cariño. Sólo un pequeño error en la calibración del cañón Fenton. —dijo su madre con mientras se le acercaba y le acomodaba suavemente el cabello para después le apretaba los cachetes a su hijo quien retrocedió sorprendido.

—¿Al menos ya comieron? —preguntó Jazz quien venía entrando por la puerta apartando a Tucker y Sam por igual.

Sam, al ver eso, se quedó sorprendida. Ella tenía la idea de que ese chico tenía una familia convencional, incluso pensó que quizás él había escuchado el rumor sobre su poción económica y quería comprobarla y que por eso quería ir a su casa; ahora se daba cuenta que eso era un error y el chico realmente quería evitar que viera a su familia.

Tras un rato de conversación con sus padres y hermana, Danny les dio la orden de subir para ir a su cuarto para empezar con el trabajo.

—Entonces... ¿Tus padres son inventores? —preguntó ella con interrumpiendo al chico mientras escribía en su libreta los cálculos sobre la fórmula de su experimento.

Danny se detuvo un momento para después dejar el bolígrafo sobre su libreta al tiempo que se cruzaba de brazos —Sí... —contestó con una seriedad que la dejó sorprendida. —Desafortunadamente... ellos fueron los que me adoptaron... —dijo él con una seriedad y mirada cómo de molestia.

—¿Eres adoptado? —cuestionó ella incrédula.

—Sí. Ellos me adoptaron cuando un camión cargado con botellas de salsa de soya atropelló a mis padres biológicos. Desde ese entonces no he podido comer nada que lleve salsa de soya. —dijo Danny con un tono y una sonrisa melancólicos, lo cual causó que ella lo mirara con desconfianza.

Unexpected Desiree: The Rise of the Ghost KingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora