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No me di cuenta en que momento empece a intentar sanar algo que no lastime.

Sus actitudes causadas por traumas del pasado empezaron a salir a flote. No era el mismo niño dulce que me había mostrado al inicio.

Sin embargo me cegué y negué a ver lo que estaba justo frente a mis ojos.

Era una persona herida, que se negaba a soltar y cambiar.

Me lastimaban sus actitudes, dolía mas su indiferencia que cualquier otra cosa. Su falta de interés y sus respuestas cortantes que hacían que mis ojos se llenaran de lagrimas.

Yo le expresaba mi dolor y él se disculpaba y me prometio que iba a cambiar.

Nunca lo hizo.

Nunca cambio pero nunca quiso dejarme ir.

Relatos de una persona enamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora