─𝙘𝙝𝙖𝙥𝙩𝙚𝙧 𝙤𝙣𝙚, the new camper ❜

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¡LEVEL ONE!
🪼, chapter one———
—( the new camper ) ❜

• • •

LA LLUVIA siempre fue representada como un acto relajante, con esas gotas de agua deslizándose sobre la piel creando una sensación cómoda y pacífica, el olor a tierra mojada que inexplicablemente relaja o esa extraña sensación a nostalgia, pero eso era lo último que Amélie Moore podía llegar a pensar.

Una hija de Zeus que odiaba las tormentas, irónico.

Los fuertes rayos resonaban por el campamento sin parar, era una noche ajetreada y ruidosa haciendo que más de un campista no logrará conciliar el sueño, como a Amélie. Se cubrió la cara con un almohada reteniendo unas inmensas ganas de gritar pero lo único que logro fue solo soltar un suspiro cansado, retirándose la almohada de la cara.

Hizo una mueca observando el techo, las noches siempre eran pesadas acusada de las constantes pesadillas pero esas pesadillas solo aumentaban cada vez más con las tontas tormentas de su padre, sabía que algo le molestaba aún así no lograba descifrar la causa, aunque no era algo al que le tomara importancia, en realidad nunca le tomaba importancia a algo relacionado con él. A él no le importaba ella, y a ella no le importaba él, así de sencillo era.

Volvió a soltar otro suspiro cuando el estrépito sonido de un rayo impacto en algún lugar, que por un momento creyó que sentir como tembló el suelo; se llevó las manos a los oídos, creyendo ilusa mente que así el sonido no llegaría.
Funcionó durante un rato hasta que repentinamente el portazo de la puerta principal de la cabaña resonó lo suficiente fuerte para que lo logrará escuchar, se levantó de la cama tan pronto y atiendas tomó su broche de la mesita de noche.

Lo presiono con sus manos y en segundos una espada enorme se materializó en sus manos temblorosas; emanaba un fuerte color azul eléctrico y unas diminutas corrientes eléctricas que chocaban entre sí, el mango con toques grises y algunos azules marinos solo le daban un toque sofisticado. No obstante, sus dedos por poco lograban aferrarse al mango con fuerza, que por un momento creyó que se le caería la espada, adoptó una posición de combate con su corazón latiendo más rápido de lo normal y un sudor frío sobre su piel, tenía miedo no iba a mentir, no sabía quién era la persona que se acercaba a los dormitorios y tampoco deseaba mucho saber quien. Nunca iba a costumbrarse a ser una hija prohibida que solo recibía el doble de peligro.

La puerta se abrió de golpe dejan ver una silueta de un chico, Amélie aún asustada estaba apuntó de lanzarse sobre él sin pensarlo pero la voz de él hizo que se relajará.

—— ¡Hey, Rayito, soy yo! —— Amélie logró sentir como la tensión en su cuerpo y el miedo se evaporaban lentamente, pronto el enojo llegó a ella ——. ¡Sorpresa!

Théodore, su hermano, elevó las manos fingiendo crear un letrero sobre él, no obstante, su hermana se acercó a él a zancadas; creyendo que le daría un abrazo, extendió sus brazos pero tan pronto como ella estuvo cerca no recibió un abrazo como tal.
Soltó un jadeo ofendido y dolido cuando sintió el para nada suave golpe en su brazo.

—— ¡Oye!

—— ¡No vuelvas a hacer eso, Milou! —— espetó empujándolo fuera de los dormitorios de la cabaña.

—— ¡No me llames así! ¡Sabes que no me gusta, Océane! —— exclamó intentado hacer que su hermana lo dejará de empujar.

—— Bueno ——, dijo finalmente dejándolo de empujar justo en el umbral de la puerta principal ——. ¿Porque viniste? Y no vuelvas a llamarme así.

Théo soltó un bufido ofendido ——. Lo haré cuándo tu dejes de decirme así, segundo; llego un nuevo campista ——. Habló ahora con una ancha sonrisa sobre sus labios.

—— Otro títere en este obra ——. Dijo Amélie entre dientes, impotente.

—— No lo he visto, ¿Quieres ver quien es el próximo títere de esos estúpidos que dicen llamarse dioses? —— Inquirió, esperando la respuesta de Amélie.

—— Sí, solo déjame que me pongas mis zapatillas.

—— Claro.

Amélie se alejó y Théo intentando distraerse observó la entrada, una que ya visto más de lo que podía contar. Estaba perdido observando un punto fijo que el repentino peso en su espalda lo hizo tambalearse, sin embargo no lo suficiente para caerse.

—— Ce n'est pas amusant! —— Théodore espetó molesto al escuchar la escandalosa risa de su hermana, sintiendo como ella bajaba de su espalda segundos después.

—— Ennuyé, petit frère? ——, inquirió divertida, con una sonrisa burlona colgando de sus labios.

Pero el bufido molesto de él sólo hizo que su sonrisa se ampliará mas ——. ¿Tienes un paragua o algo? No pienses que iré así bajo la lluvia, no quiero empapar toda mi cabaña y luego tener que limpiarla.

Pero ahora fue turno que él sonreirá burlón ——. Lo siento, Rayito, pero no. Tendrás que limpiar luego.

Canturreo antes de salir corriendo bajo la lluvia, con la mirada incrédula de Amélie.

—— Hé l'idiot!

Sin otra opción y muy ante su pesar, lo siguió.

( 🪼 )

LA PUERTA se abrió y unos empapados hermanos Moore ingresaron a la enfermería. Annabeth Chase, una hija de Atenea que ya se encontraba ahí los observó confundida.

—— ¿Que haces aquí? —— preguntó notando como intentaban recuperar aire.

—— E-eso yo-o deb-erí-a pregunt-ar —— dijo con dificultad Théodore, enderezandose y con una mueca sobre su rostro.

—— Pregunte yo primero, Théo.

—— Queríamos ver al chico nuevo ——. Habló esta vez Amélie, acercándose hasta la cama dónde descansaba un chico rubio que babeaba.

Ajustó lo más que podía su visión intentado ver el rostro de él; cabello rizado, pecas un poco visibles, labios delgados de un tono rosa pálido, cejas oscuras algo marcadas y unos rasgos comunes que en él no lo parecía. Fue lo único que logro distinguir ante la oscuridad gracias ante los constantes rayos que iluminaban el cielo, pero lo que más le causaba intriga eran sus ojos, se preguntaba de que color podrían ser.

El mundo parecía haber cumplido eso porque pronto él se comenzó a remover sobre la cama, dejando ver por unos segundos sus ojos. No eran iguales a ningún otro que hubiera visto en su corta vida, era azules si pero parecían contener mareas revoltosas y a la vez esas olas calmadas que llegaban a la orilla, Amélie podría describirlos fácilmente como los ojos más bonitos que habían visto nunca, así podía imaginarse a lo más cercano a los ojos de mar, tenía potencial para ser un hijo de Afrodita aunque lo descartó al ver como babeaba.

—— Parece tonto ——, la voz de Théo no se hizo esperar burlándose del nuevo, aún así una sonrisa surco el rostro de la pelinegra.

Los ojos del chico intentaron descifrar los borrosos rostros del trio ——. Dónde estoy?, ¿Qué es este lugar?, ¿El cielo?, ¿Acaso eres un ángel? Porque realmente no me importaría quedarme aquí ——, bombardeo de preguntas, sintiendo repentinamente su garganta seca.

—— Calma, bello durmiente.

—— Pareces tonto cuando duermes.

—— Babeas cuando duermes.

Pero ninguna de sus anteriores preguntas tuvo respuesta alguna y aunque deseaba seguir despierto volvió a caer inconsciente.

—— Gran charla —— ironizó Théo cruzándose de brazos.

Annabeth a su lado solo rodó los ojos, girando sobre su propio eje dispuesta a irse —— Nos vemos mañana.

—— Te acompaño.

Théodore fue detrás de ella sin pensarlo, dejando a Amélie sola con el inconsciente campista nuevo. Estuvo alrededor de unos minutos más simplemente observándolo hasta que finalmente decidió marcharse.

—— Bienvenido al campamento, chico nuevo, o mejor dicho; bienvenido al teatro, ahora serás solo otro títere de los dioses.

Cerró la puerta tras de sí, intentado ocultar su expresión molesta.

lover, percy jackson serieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora