Capitulo 7

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Como ya era costumbre de George «Al menos en las últimas cuarenta y ocho horas» Deseaba correr. Correr muy lejos y esconderse. Apenas habían transcurrido menos de veinticuatro horas que había vuelto a encontrarse con Alexander Albon después de varios años y ya estaba mental y físicamente exhausto, no quería ni imaginar de como seria su vida por los siguientes dos años.

 Después de que Alexander se marchara esa mañana, George se había quedado en la cama, pero después no quiso que Elena pensara que era un holgazán, se levantó, arregló la recamara y se quedó sin nada que hacer, el desayuno le fue preparado por Elena y Warren se ofreció a llevarlo de compras. Por orden de Alexander. ¿esa sería su vida ahora? Alexander ordenaba y el obedecería. 

Tal vez podría soportarlo, al menos no tenía opción en ello, como no tenía opción en soportar a los amigos de Alexander. Por la tarde había llegado Alexander acompañado de Logan Sargent , trabajaron un buen rato en su despacho hasta que llego la hora de la cena y si ayer había tenido la impresión de que el abogado no lo toleraba, hoy le quedaba mas que claro. El hombre era cortes con George.

«Cortes, frio y distante». El hombre lo odiaba y George temía que la razón era que esos dos, eran o fueron amantes. Porque la cercanía y la complicidad de ambos hombres era obvia para cualquiera, durante su tiempo en el instituto y la universidad, George había sido testigo de que Alexander no era el típico hombre que hiciera amigos fácilmente, Alexander siempre tuvo compañeros de clases, compañeros de equipo o compañeros de trabajo, nunca amigos. 

Incluso su compañero de habitación durante la universidad en una ocasión le comentó que era muy complicado vencer las barreras de Alexander, ya que él era reservado y no muy sociable, además de que Alexander siempre exigía demasiado de las personas que lo rodeaban.

Pero al parecer eso había cambiado con los años, Alexander y Logan parecían llevarse bien. Bastante bien en realidad. ¿debería de preocuparse por eso? Frunció el ceño, lo que Alexander hiciera o no hiciera con su abogado no era su asunto, en el acuerdo prenupcial no había ninguna cláusula que dijera que serían fieles.

Alexander parecía ajeno a la incomodidad de George y al desagrado de Logan por él. Habían llegado con la intención de revisar unos asuntos pendientes y simplemente fue natural suponer que el hombre se quedaría a cenar, debería de estar agradecido porque no se quedaría a solas con Alexander, pero no lo estaba.

El abogado no le agradaba nada. Lo hacía sentir incomodo y fuera de lugar, el hombre era elegante, estaba cómodo en la casa de Alexander, lo que no era fácil para George.

Muchos años atrás George dejo de ser refinado o de preocuparse por los modales y las apariencias, no las necesitaba en su nueva realidad, y ahora en ese momento con esos dos hombres no podía dejar de sentirse intimidado. Jamás había sentido su autoestima tan pequeña como en ese momento. Intento recordar todo el daño que pudo haberle causado a Alexander para que decidiera vengarse de él de esa manera. ¿Por qué él? ¿Por qué no Logan? O cualquier otro, viéndolos conversar desde el sofá, George se daba cuenta que ambos hombres se llevaban muy bien. Logan era elegante, refinado, culto, apuesto. Sería mejor pareja para Alexander que George.

Antes de que Elena anunciara que la cena estaba lista, Alexander fue a buscar una nueva botella de vino, los tres minutos que tardo en ir a buscarla, Logan y George se quedaron en el salón sin saber que hacer. George en el sofá de una sola plaza y Logan junto a la chimenea artificial. El silencio fue algo incomodo

—¿Está casado señor, Sargent? —preguntó George, ni siquiera supo que lo impulso a hacerlo. No tenía por qué ser cortes con el hombre y no era una pregunta de cortesía, estaba intentando averiguar que terreno estaba pisando.

El contrato[ALEX.A & GEORGE.R]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora