Capitulo 4

480 78 7
                                    

George podía sentir la penetrante mirada de Alexander sobre él, cada que George apuñalaba con el lápiz el estúpido contrato, estaba desquitando toda su ira y frustración con el papel y no le importaba. Necesitaba que alguien pagara su coraje y a las hojas con estúpidas letras no parecía importarle. Durante ese tiempo en ningún momento levanto la vista para mirarlo, Dios sabía que, si miraba su estúpida sonrisa, George perdería los nervios.

Minutos más tarde mientras Alexander hablaba por video conferencia en italiano, la puerta de la oficina se abrió, la secretaria de Alexander entro sin llamar, dejando sobre la mesilla de café pastelillos mientras estaba trabajando una bandeja con una jarra de café, además de que junto a él coloco una bolsa de papel color azul marino con el nombre de una marca muy costosa de ropa de hombre, sin decirle nada le sonrió profesionalmente y volvió a salir tan silenciosamente como había llegado.

En un acto completamente infantil de rebeldía, George continúo trabajando en rayar, tachar y hacer anotaciones en su contrato de esclavitud. Ignorando los deliciosos panecillos que olían realmente divino, su estómago rugió de hambre ya que no había desayunado. Pero George era orgulloso y obstinado.

—No has bebido el café —dijo Alexander tiempo después de despedirse de las personas que estaban al otro lado de la pantalla, George apretó el lápiz en sus manos, sentía ganas de clavárselo en el cuello. Pero como no quería ir a la cárcel se contuvo.

—No tomó café.

—¿Desde cuándo? —George sintió deseos de reír.

—Hay muchas cosas que usted no sabe de mi señor Albon —le dijo con desdén —Aquí tiene su contrato, no necesito ir con su abogado, simplemente entréguele esto —se puso de pie y lanzo de malos modos la carpeta sobre la mesilla del café, miró desafiante a Alexander el cual seguía sentado en su escritorio.

—Esa bolsa contiene una camisa decente, ahí está mi baño privado, cámbiate, Logan llegara en un momento y no quiero que te coma con los ojos —si no fuera porque George sabía que todo esto era una farsa pensaría que Alexander estaba celoso.

—Pensé que iríamos a verlo a su oficina.

—He cambiado de opinión —dijo mientras regresaba su mirada a la pantalla. George apretó los dientes. Quería mandarlo a la mierda, lanzarle la estúpida bolsa a su estúpida cabeza. Pero estaba tan cansado, solo deseaba terminar con esto de una buena vez, e irse a su casa, se metería en la cama y no volvería a salir de ella hasta el lunes que tuviera que ir a trabajar.

Se tardo en el baño más de lo necesario, se cambió la camisa, tenía que admitir que la prenda era suave y de un color hermoso, esto era algo que a él no le alcanzaría para comprarse, habían pasado demasiados años desde que él utilizara algo tan costoso.

Cuando salió del baño, descubrió que Alexander no estaba solo, un hombre rubio casi de la misma edad se giró para mirarlo.

—Supongo que tú eres George —dijo el hombre con acento costero. La mirada que le dirigió el hombre no fue nada amable. George supo inmediatamente que al hombre no le agradaba y no entendía la razón, ya que ni siquiera lo conocía.

—Cariño —llamó Alexander volviéndose también hacia él —Ven, te presento a Logan Sargent, es mi abogado y un gran amigo —George comprendió que era momento de comenzar su papel, aunque dudaba que el abogado no supiera las condiciones en las cuales se estaba dando todo esto. George obligo a sus piernas a moverse y se acercó a ambos hombres, estrecho la mano que el abogado le ofrecía.

—George Russell —se presentó profesionalmente, no sería tan hipócrita como para añadir el típico "gusto en conocerte" Este hombre no podría tener directamente la culpa de lo que estaba sucediendo, pero George de alguna manera sentía que era cómplice de esta farsa.

El contrato[ALEX.A & GEORGE.R]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora