Hace 2 años...

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Una semana antes de mi llegada al Sweet Amoris (narrado por la Sucrette actual)
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Mr: ¡Su, vamos a llegar tarde como no bajes!

Yo: ¡Ya voy, ya voy! [Cogí mi preciada chaqueta de cuerobnegra y bajé corriendo las escaleras.] Lo siento, Marti.

Mr: ¿Estás segura de que quieres ir? Tengo un mal presentimiento...

Yo: Si notas algo raro nos volvemos a casa, ¿vale? Te lo prometo. [Asintió y nos fuimos a la fábrica abandonada que hay a las afueras del pueblo.]

Unos días antes de eso, el novio que tenía, Dake, me dijo que tenia una sorpresa, pero que me la daría hoy en esa fábrica. Estaba muy nerviosa, porque Dake no era un chico muy romántico que digamos y eso de las sorpresas no lo hace muy a menudo. Estaba deseando verlo.

Al llegar, nos encontramos con todos los amigos de Dake y este.

Dk: Hola, preciosa. Me alegra ver que has venido. [Miró a Martina con cara de pocos amigos. No se llevaban muy bien que digamos.] ¿Por qué está ella aquí?

Yo: Insistió en venir. De todas formas le iba a contar lo que pase más tarde, pero así ya lo ve ella misma. [Sonreí y él me miró serio.] ¿Te molesta que esté aquí?

Dk: No, tranquila, no pasa nada. ¿Te parece si empezamos? [Les hizo una seña con la cabeza a sus amigos y estés nos agarraron a mi y a mi prima.] Verás, preciosa... Llevo esperando mucho tiempo a que estés lista, pero ya no puedo esperar más. [Se acercó a mi y me acarició la megiña. Su cara me asustaba... Lo miré a los ojos dudosa y tenía las pupilas dilatadas y le brillaban: estaba lujurioso.] Hoy serás mía completamente...

Mr: ¡No te atrevas a tocarla, maldito pervertido! [Los que la sujetaban se la llevaron fuera.]

Yo: D-Dake... Di-Dime que esto es solo una de tus bromas... [Se rió a carcajadas y volvió a mirarme.]

Dk: Te prometo que te gustará... Solo relájate. [Empezó a desabrochar mi camisa.]

Tenía miedo... Por aquel entonces yo era una chica tímida e inocente... Pensaba que todos eran buenas personas, que no serían capaces de hacerme daño... Ese día aprendí por las malas que no se puede confiar en todos los que te digan tres palabras bonitas...

Cuando ese maldito estaba a punto de quitarme los pantalones, Kentin apareció hecho una furia.

Kt: ¡Sueltala, pervertido de mierda! [Corrió hacia nosotros, le dio un puñetazo a los que me sujetaban, se lanzó encima de Dake, yo me caí de rodillas avrazandome, Martina apareció de la nada y me abrazó.]

Mr: Llamé a Kentin mientras te cambiaban, por si acaso. [La abracé con las pocas fuerzas que tenía y empecé a llorar.] Tranquila, no va a pasar nada... [Se separó, nos levantamos y yo me coloqué la ropa, temblando y sin parar de llorar.]

Después de darle una buena paliza a Dake, Kentin vino hacia nosotras, me abrazó y nos fuimos a casa. Cuando se lo conté a mis padres, le pusieron una denuncia y decidimos mudarnos al mismo pueblo al que se iba la familia de Kentin.

Esta fue la causa de mi llegada al Sweet Amoris...

Desde ese día, no volví a ser la misma...

Haciendo de CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora