The Tao's Sister | Nick Nelson | Heartstopper

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  Suspiré pesadamente al tratar de entender lo que ocurría en la sala de estar de mi departamento, y extrañamente, todo en ausencia de Camille. La señora Hope me invitaba a salir con Ben con una sonrisa forzosa en su rostro que llegaba a ser incómoda el sólo verla a los ojos. Su hijo aceptaba confundido la billetera llena de dinero de su madre, y al estar frente a ambos, podía ver como Ben negaba sutilmente con la cabeza, tampoco gustoso de la idea.

     El señor Hope no participaba en esa escena, sólo era un amargado espectador con rasgos faciales neutros, como si no le importara el más mínimo movimiento de su hijo.

     La tensión se sentía, al menos por mi parte. Los mensajes de Ben volvieron a llegar a mi cabeza, y la respuesta a estos se los daría a Ben personalmente, cosa que me inquietaba.

    “¿Es posible que podamos hacernos un tiempo para hablar de lo que pasó?”

   Parecía cosa del destino que el tiempo, y espacio, que él requería se lo estaban ofreciendo sus padres en mi propio departamento. Oh, Destino, no pensaba que era tan enemigo mío como para causarme tantos dramas en un mismo día.

     Nosotros no hemos vuelto a convivir como antes. Si bien, no eramos los mejores amigos, he llegado a tolerar estar junto a él, solamente mientras esperaba que Imogen termine de “intentar” invitar a salir a Nick. Sin embargo, estas “reuniones forzadas” finalizaron con aquel beso que me obligó a responder en uno de los salones de Truham. Tal parece que ambos coincidimos en no volver a vernos en el grupo de “amigos” de Imogen. Hubo momentos que yo lo he visto llegar caminando al grupo de Harry, e Imogen lo llamaba para unirlo a la conversación —siendo ella completamente inconsciente del inconveniente de ese día—, yo dejaba a Imogen con una corta despedida, todo para no volver a cruzar palabra con él.

     No podía desmeritar sus acciones, después de todo. Cuando Imogen y yo nos acercamos al grupo de Nick Nelson —a quien siempre encontramos dándole la espalda a Ben— he visto como Ben tomaba la decisión de marcharse, de manera voluntaria. No era necesario acordar que, el día del “beso”, no podía enterarse Imogen. Es más, yo pensaba que ese tema no se volvería a tocar, si tenía que continuar evitando a Ben hasta el fin de la secundaria, lo haría.

    Pero, ¿Cómo evitas a un chico de tu edad cuyos padres están presentes en tu sala de estar y están insinuando a que salgas con su hijo?

   En mis pensamientos, no encontraba una forma amable de rechazar la invitación que tenía la familia Hope sin perjudicar a Camille. Ella me indicó que debía saludar al hijo del matrimonio, pero ninguna de las dos pensamos que éste sería un conocido del Instituto y que yo tenía una complicada historia con él.

—¿Qui-quieres ir, Anabelle? —preguntó Ben, dudoso de las palabras que salían de su boca. Nunca había visto a Ben con esa actitud de niño indefenso, que de alguna u otra forma, era controlado por los hilos de su madre y padre.

      No era difícil notarlo, él no había llegado al departamento por cuenta propia, sus padres lo obligaron a asistir a aquella reunión de abogados. No logré descifrar la finalidad de su presencia en mi casa, pero debía de existir un motivo mucho más complicado que un simple “No querían que me quede solo en mi casa”.