Soy Simon Petrikov

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Ciertas aclaraciones: Para este fic no se toma en cuenta los sucesos de "Betty", esto para permitirme jugar más con la historia de Simon.

Espero que disfruten de la lectura y lamento cualquier error ortográfico que pudiera haber, créanme que aunque intento hacer lo mejor que puedo, siempre se me termina escapando algún fallo o dos.

Dulce princesa se dejó caer en una silla tras confirmar que el rey helado había utilizado toda su poción. Siempre podía crear más, pero tomaría tiempo y el cansancio que sentía no la ayudaba en lo absoluto. Miró por unos momentos el contenedor, aún tenía la falsa esperanza que hubiera siquiera un poco para poder utilizarlo, pero el rey helado lo había vaciado por completo. Simplemente no quería creer lo que había pasado.

—No te lo tomes tan mal, princesa —Jake había esperado a terminar el ligero desorden que se había creado dentro de la máquina para hablar con Bonnibel, quien se veía muy pesimista— Si lo que quieres es una bañera, Finn y yo podemos construirte una más bonita.

—Jake, eso no es una bañera. Veras, hace mucho descubrí por accidente algo horrible —Bonnibel había hecho un sobre esfuerzo por no golpear su cara su mano. Ella tomó uno de sus cabellos y lo puso dentro de un microscopio— ¡descubrí una cana!

—Pero princesa, tú tienes como un chillón de años y no pareces tener más de veinte —Jake dejó algo de polvo dentro de un basurero y se dirigió al microscopio. Luego de que dulce princesa aumentara el Zoom a nivel atómico Jake pudo notar una minúscula parte blanca- Santa cachucha, es cierto.

—¡Seré el hazmerreír de la próxima reunión de princesas si se enteran de que estoy envejeciendo!—Bonnibel aún recordaba con horror el día en que vio ese pequeño cabello descolorido. Al principio pensó que todo era algún error, pero pronto empezó a notar que incluso sus ojos empezaban presentar señales de envejecimiento.

A partir de eso se empeñó en crear algo para poder revertir el proceso de envejecimiento, pero sólo había creado cremas y algunos tintes que la ocultaban o la retrasaban. Para colmo, si repetía un proceso como el incidente del Linch, lo más probable es que terminara perdiendo sus recuerdos… y sería todo un problema si alguien más loco que limón agrio tomará el castillo.

—Ya, ya, princesa —Jake abrazó a Bonnibel al notar que ésta estaba al borde de las lágrimas— míralo de este modo, puedes ya mejor poner tu título de reina así nadie te diría nada. Al menos las cosas ya no pueden ser peores de las que ya son… a menos que ocurra algo así como que el rey helado despierte y lo primero que haga sea raptar a alguna princesa.

—¡princesa, el rey helado ha escapado y raptado a la princesa doctora —Dijo uno de los guardias de Bonnibel, mientras atravesaba el laboratorio hasta donde se encontraba Jake y dulce princesa— intentamos detenerlo, pero fue en vano.

—Rayos, ahora recuerdo porque debo mantener mi boca cerrada en momentos como estos —dijo Jake, odiando que nunca acertaba cuando decía que del cielo iba a llover sándwiches— ¡Y de pronto llueve al menos un sándwich! —Gritó, yendo directo a la ventana, esperanzado con que esta vez se le cumpliera su deseo, sin éxito.

Mientras tanto, Bonnibel había terminado de oír al guardia. Tal parecía que el rey helado no había recuperado sus poderes —Jake, ve a la entrada del castillo. Lo más seguro es que cuando llegue ahí, él esté muy cansado —Jake asintió con la cabeza y empezó a estirarse por la ventana hasta llegar al suelo, de esta manera, él podría llegar con mayor rapidez al anciano.

Unos minutos antes

Simon abrió lentamente los ojos, esperando que los rayos del sol no lo lastimaran, pero no sintió ninguna clase de ardor. Una de las ventanas de la extraña habitación, que por lo visto era alguna especie de hospital, le mostró un amplio paisaje. A su alrededor notó las casas, los árboles, montañas y… ¿el sol?

El Fin De La Maldición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora