Decidir

249 20 6
                                    


—¿Qué clase de flor es esa? —Preguntó Doctora.

Al igual que el día anterior, la Doctora princesa había ido a despertar a su paciente. Sin embargo éste ya se encontraba vestido y trabajando en algo similar a una flor, sólo que estas eran de un color gris metálico y se mantenían en constante movimiento.

Simon miró sonriente a su creación. Había trabajado durante algunas horas y finalmente se encontraba en la fase final de su primer proyecto— De la que usted desee —dijo, haciendo un ademan con la mano para que la doctora tomara alguna de las tres flores que estaban dentro de unas masetas.

Tan pronto como ella cortó una y se dispuso a olerla está tomo la forma de una planta carnívora. Era justamente la clase de plantas que había estudiado hace unas semanas. Luego, justo cuando la planta estaba por morder su mano, la planta tomó la forma de un girasol, cuando ella empezó a pensar en ellas. Rápidamente perdió la cuenta de cuantas veces había hecho que la planta cambiara de forma, pero siempre manteniendo el mismo color y olor a metal.

—Aún son imperfectas, pero creo que para ahora en la tarde podrán incluso cambiar de color —El castaño miró el reloj sobre una pared, ya eran casi las siete— Creo que ya va siendo hora de que me prepare.

—Incluso ahora son perfectas, Simon —dijo la doctora. En cada cambio, la flor hacía un modelo a escala de otras flores que ella había visto con anterioridad. Pronto puso toda su atención en el castaño. Lo tomó de una de sus orejas y empezó a jalar de ella— Primero termina tu desayuno.

—Pero la princesa ha dicho que… —Simon hubiera objetado algo, pero la mirada de su amiga le había hecho callar y hacer lo que decía.

—Simon, hoy vendrán unos amigos. Ellos irán contigo hasta la montaña helada —la doctora le dio la espalda al moreno, no sabía cómo reaccionaría ante lo siguiente que fuera a decir— Mira, sólo no quiero que te sobre emociones. Uno de ellos posiblemente sea el último huma…

Pero justo en ese momento la puerta se abrió y dejó ver al mismo perro naranja de hace unos días… acompañado de un humano. La boca de Finn cayó al suelo al ver como el amigo de Marceline estaba sufriendo algún tipo de castigo por parte de Doctora princesa, pues ésta aún seguía jalando su oreja.

Pronto se le vinieron a la mente todas las cosas que la vampira podría hacerle como venganza.

—¡Entonces sí hay más humanos! —Exclamó Simon, tomando al chico de la cara— Su fisiología es sólo una variante… pero se conservan todos los rasgos evolutivos de un sapiens. Incluso aún posee todos los dientes.

—Eh, Simon —Llamó Doctora, evitando que el moreno siguiera revisando la cavidad bucal de Finn— Eso era lo que quería decirte. Antes que tú te liberaras, Finn era el único humano en todo Ooo, al menos hasta donde yo sepa.

—No hay nadie más —Simon habló con vos quebradiza. Tanto su amiga como el humano negaron con la cabeza— Somos los últimos.

—Anímate viejito. ¡Ahora eres famoso! ¡Finn y Simon… los últimos humanos en todo Ooo! —Gritó Jake, intentando alegrar un poco al mayor.

—Hermano, no creo que eso ayude. Mejor lo dejamos solo unos momentos —Habló Finn.

—Espera. ¿El maestro karateca Jake y él son hermanos? —El moreno miró a su amiga sin poder comprender como un humano podría estar emparentado con un perro, a menos de que el perro haya sufrido las consecuencias por radiación o que haya sido Finn quien las sufriera y él en realidad fuera un perro en el cuerpo de un humano.

Finn por su parte, miró curioso a su hermano tras escuchar la parte de "maestro karateca". Tanto Jake, como Doctora, respondieron con un simple— Es una larga historia —Luego la mayor habló al oído de su amigo— Escuche que Finn tenía un padre. No sé mucho al respecto, pero creo que él no quiere hablar sobre ello.

El Fin De La Maldición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora