Capítulo 2

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Habían pasado unas horas desde que Alaric había sido secuestrado por un grupo terrorista, pero aún no podía hacerse la idea de ello. En cambio, su compañero de cautiverio parecía tenerlo más que asumido, hasta el punto de haber perdido la esperanza de salir de allí con vida.

Alaric, para hacer más llevadero el paso de las horas, se había dedicado a hablar sobre su trabajo y contándole cómo había parado a acabar, aunque evitando dar muchos detalles.

-Aún no sé nada sobre ti –le dijo al chico.

-¿Acaso importa?

-A mí sí.

El chico de ojos azules le dirigió una mirada de confusión, pues se había acostumbrado a recibir odio y más odio en aquel lugar.

-Mira –continuó hablando Alaric-, vamos a pasar bastante tiempo aquí, qué menos que nos llevemos bien, ¿no?

-¿Qué quieres saber? –preguntó el chico con voz pesada, no muy contento con este juego.

Saltzman le dedicó una sonrisa a modo de agradecimiento antes de hablar:

-Empecemos por lo básico, ¿qué edad tienes? Yo 35 muy bien llevados –quiso bromear el hombre para animar el ambiente.

-Yo 27.

-¿Por qué te hiciste freelance? La vida ya es lo suficientemente dura como para encima complicarla aún más.

-Supongo que trabajo mejor siguiendo mis propios principios. No quiero que nadie me manipule y me diga de qué hablar y cómo contar una noticia para favorecer los ideales de una empresa.

-Yo no le he vendido muy principios a nadie –se defendió Alaric, sintiéndose ofendido.

-No he dicho que lo hayas hecho, solo que eres más propenso a acabar siendo manipulado que yo.

-Cuando un freelance no tiene pan que llevarse a la boca, también vende sus ideales como el que más.

Después de esa pequeña disputa, ambos permanecieron en silencio hasta que dos hombres abrieron la puerta. Uno iba armado, mientras que el otro llevaba en la mano una especie de plato de metal que dejó en el suelo, entre ambos prisioneros.

Damon no esperó siquiera a que sus captores se fueran y extendió la mano derecha hacia el recipiente y tomó un puñado de ese arroz si apenas condimentos entre sus dedos y se lo llevó a la boca.

-¿A qué esperas? –le dijo a su compañero-. Come. No dejaran el plato aquí todo el día, así que más te vale comer rápido.

Alaric asintió y alzó la mano izquierda para tomar un poco, pero el americano le riñó antes de alcanzar la comida.

-La otra mano –le indicó el chico-. Comer con la izquierda es una ofensa para ellos, y no nos conviene enfadarles.

El arroz era tan seco e insípido como Alaric sospechaba, pero no sabía cuándo volvería a comer, por lo que intentó disfrutar de la comida.

Y, en eso estaba, cuando el recuerdo de algo hizo que le entrase la risa tonta.

-¿Qué pasa, británico? –preguntó Damon con una media sonrisa burlona, puesto que hacía mucho que no escuchaba la risa de nadie y eso le hacía sentirse menos desolado.

-Siempre había querido probar el cuscús. Ni por asomo imaginé que sería en estas condiciones...

-Pues espero que te guste, porque te vas a hartar de él. Por aquí es lo único que hay.

Los chicos estaban terminando su comida cuando Alaric decidió volver a sacar un tema de conversación:

-¿Cuánto tiempo llevas aquí?

Reportero de guerra (Fanfic TVD - Delena)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora