Capítulo 3

189 13 1
                                    

Pasaron días y días sin novedades, nadie entraba en la celda para algo más que para traerles el plato de arroz seco diario y algo de agua y limpiar el cubo donde Damon y Alaric se veían obligados a hacer sus necesidades. Ninguno de los prisioneros fue sacado para grabar un nuevo vídeo ni tomar una "ducha". No había noticias del exterior y eso preocupaba al británico, quien empezaba a sentir claustrofobia por estar tanto tiempo encerrado en aquella celda. El hombre no comprendía cómo su compañero había podido aguantar esta situación durante tanto tiempo, ni cómo podía seguir aguantándolo sin volverse loco.

-Relájate, Ric –le aconsejó el chico por enésima vez-. Agobiándote no solucionarás nada.

-¿Cómo lo soportas tú?

-Elena. Me aferro a la idea de que ella está a salvo, alejada de todo esto. Saber que está bien es lo único que me da fuerzas para seguir viviendo un día más.

-No tienes forma de saber si está bien.

-Nuestras familias cuidarán de ella –dijo Damon muy convencido-, la ayudarán con el bebé y la animarán a seguir adelante.

0000

Dos semanas después, el ruido de unas voces acercándose despertó a Alaric de un sobresalto. Su compañero de celda, una vez más, parecía estar despierto desde hacía mucho tiempo y el británico se preguntó si acaso dormía, pues nunca le había visto hacerlo.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando la puerta de la celda se abrió y tras ella apareció el líder de la organización, aquel con el que habló Saltzman el día que fue secuestrado, y un par de hombres armados haciendo las veces de escoltas.

-Británico, tu país pagar por ti –le informó el cabecilla del grupo a Alaric con una sonrisa, feliz de haber cobrado el alto precio del rescate-. Pronto tú partir.

Y, tras eso, los soldados volvieron a irse.

-Enhorabuena, reportero estrella –le felicitó su compañero con una sonrisa sincera-. Vuelves a casa.

Esa noticia debería alegrar al británico, al fin y al cabo era con lo que había estado soñando estas últimas semanas: ser libre. ¿Por qué no podía sonreír siquiera ante la idea de volver a su hogar?

-No es justo –se quejó el hombre, negando con la cabeza-, yo no tengo a nadie esperándome ahí fuera. Deberías ser tú quien saliese de aquí, no yo.

-No seas idiota, Ric. Te mereces salir de aquí tanto como yo.

-Pero...

-¿Te importaría hacer algo por mí? –le interrumpió Damon, intentando hacer el mejor uso posible del poco tiempo que les quedaba de conversación.

-Pide lo que quieras, colega.

-Cuando regreses a casa, ¿podrías ponerte en contacto con mi mujer?

-¿Qué quieres que le diga?

-Dile que la quiero. Dios... Dile que la quiero muchísimo. Dile que siento mucho no poder estar ahí con ella y el bebé. Y dile, por favor, que no tiene por qué seguir esperándome. Quiero que siga adelante con su vida. Me haría más llevadero esto si ella y el bebé no sufriesen esto conmigo.

Alaric asintió enérgicamente, mientras intentaba contener sus ganas de llorar, algo que también parecía estar haciendo su amigo. Parecía increíble que, a pesar de las circunstancias, Damon aún se esforzase por mantener sus sentimientos bajo control, ni que fuese soldado. Eso debía ser cosa de americanos, otra explicación no veía posible.

Reportero de guerra (Fanfic TVD - Delena)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora