ESTRELLAS EN EL CIELO

Capítulo 5: Razones de sobra

Miro a Elora, como si quisiese atravesarla con una estaca en el corazón, no obstante, creo que esto no va a funcionar.

Durante todos los años que la conozco nunca he ganado una batalla de palabras con ella, si me consideran terco como mula, ella es el doble que yo, mucho mas intensa y hasta a veces irracional, no entiendo como su prometida Agnes, tenemos 15 años, pero ya ella va ahí y se consigue una prometida, la muy alocada de mi amiga.

Aunque en su defensa y por lo que ella me comentó, este compromiso es de mutuo acuerdo entre ellas y sus familias.

Elora me dice que fue como un chispazo que surgió con Agnes, como algo que estaba destinado a pasar y no se arrepiente de ello.

Y claro como vive su vida de amantes, piensa que todos los seres que ella aprecia, necesitan de un amor como el de ella.

Una vez patéticamente trató de presentarme a uno de sus amigos magos, no me acuerdo el apellido, solo se que es de los clanes influyentes en la ciudad.

Esa vez no le hablé por un buen tiempo, conociéndome y sabiendo que detesto a los elitistas, me trata de meter a uno a las fuerzas en mi mundo.

Esa vez le deje claramente explicado que no considero ni en un futuro próximo o lejano el tener a alguien, como ella lo tiene.

Uno puede ser feliz y realizado sin la ayuda y compañía de nadie.

Mirandola en este momento ella me suelta de las manos y se vuelve hacia donde esta la mujer, debe ser una de sus madres por lo parecidas que son.

Elora continua con las presentaciones.

Profesor Gaelán -¿Cómo no mencionó nunca a ningún profesor?, mi madre es todo lo contrario, nunca se queda callada cuando algo capta su interés.

Interrumpo su dialogo agregando.

Con todo respeto a la señora aquí presente, si es asi como dices que es tu madre, entonces lo heredaste, tienes ese mismo hábito, nunca te callas, ni aunque el mundo se acabara te callarías.

Elora hace un gesto infantil con su lengua.

Pero aun así me soportas, es un milagro que no me hayas echado a patadas de tu mundo.

Mi padre carraspea su garganta e interrumpe la conversación entre nosotros.

Bueno ya que la ocasión se presento y no hay motivo para no mencionarte algunas cosas de la academia, ya que vas a entrar por decisión propia, un poco forzada, pero decisión al fin y al cabo te presento a la señora Elliote Helland, profesora en la academia, encargada de la casa de los druidas.

La señora Elliote hace un gesto de educación acercando su mano hacia mí, la cual quedo mirando y al final opto por un tema de cortesía el aceptar su saludo.

No sé qué le habrá dicho Elora de mi sra Elliote, pero creo que pudo haber exagerado, usted al ser su madre debe conocer mejor que nadie el carácter de su hija.

Mi madre nos dirige hacia la sala comedor y ella se retira educadamente del lugar para preparar unos bocadillos rápidos.

Ella me da una mirada y me entrega a través de esta la fuerza para mantener la conversación que tendré a continuación.

Mi madre nunca fue a la academia, sus habilidades de combatients las aprendió de sus padres que fueron del mismo linaje que ella, por tanto, es poco conocida en el gremio, mas conocido es mi padre Gaelan que ha estado sirviendo como profesor en la academia que mi madre.

La sra Elliote hace un gesto con la mano, pidiendo que me acerque.

-¿Por qué tanto miedo jovencito?-mira a mi padre por encima de mí hombro.