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Artemisa

—¿A donde vamos Angelo?—pregunte mirándolo, no tenía ni la menor idea de a donde íbamos la verdad.

—¿A donde estamos Arte?—respondió el sin despegar su vista de al frente con una de esas sonrisas que el suele tener.

—¿En la playa?—entrecerré mis ojos dudando de mi respuesta.

—A la playa vamos entoces.—me miró por unos segundos y me guiñó un ojo con toda la confianza del mundo.

—No eri sexy, guiñando ojos Angelo lo sabi no? —le conteste intentando aguantarme la risa por su cara de desilusión.

—Siempre es bueno intentarlo.

·.༄࿔

En el camino ni hablamos mucho, puede ser porque todo el camino estuve pensando en que quizás esto iba a terminar muy mal y eso me ponía nerviosa.

Pero para ser sincera no estaba arrepentida, quizás si mi mamá se entera y me quiere matar si, pero por ahora no.

El trayecto nos duró como ocho minutos hasta la playita y por alguna razón me dolía la wata.

—Llegamos a la playita.—lo mire y mire la playa frente a nuestro, era bastante obvio que habíamos llegado para ser sincera.

—Si no me deci no me entero ojito.—dije sarcástica y a modo de respuesta el solo se río.

El angelo se bajo rápido y me abrió la puerta antes de que yo pudiera hacerlo, creo que nunca había hecho eso por mi.

"Esas weas son de weone Artemisa, bájate luego porfa"

Lo mire ladeando mi cabeza, algo se sentía extraño en esa simple acción, no algo malo si no algo, lindo quizás. —Gracias Angelo.

—No hay de que es algo mínimo igual, mi mamita me enseñó desde chico. —sonrio y miró hacia la playa con tranquilidad. —Saco algo de la maleta y vamos.

Se acercó a la maleta para abrirla y pude ver cómo en su mano ahora había una toalla de nada más y nada menos que de Pepsi.

—Yo no me voy a sentar ahí seria como traicionar a lo más rico de mi vida.—me crucé de brazos—No puedo hacer eso.

—A mi no me vai a traicionar tranquila.—dijo juguetón con una sonrisa en su rostro.

—A la Coca-cola Angelo.—rode los ojos y hablé lento.—A la cocacola..

—Aaa, es que me la regalaron en una promo po, no tengo otra. —miró su toalla con cariño y me miró a mi con esperanza de que aceptara.

—Yao pero es contra mi amor por la Coca-cola esto.

—Son procesos igual de ser traicionera.—se rio y busco algo más en la maleta.

—Yo no soy traicionera ya dije que era en contra de mi amor po la Coca-Cola. —entre cerré mis ojos y sonreí esperando a ver que más sacaba de su maletero mágico.

—Una Coca-cola para ti y una Pepsi para mi. —me enseño la botella de Coca-Cola en su mano con una amplia sonrisa.—Me acorde que te gusta solo la Coca-cola. —se rascó su nuca con nerviosismo.

El mino de al lao' Where stories live. Discover now