79: Clarisa

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Omnisciente






El sonido de golpes contra la puerta hizo que ambos durmientes se despertaran, Gulf parpadeó y abrió lentamente sus ojos, la figura de Mew saliendo de la habitación fue lo último de ver antes de recostarse nuevamente.

Una mujer pequeña y delgada esperó ansiosa detrás de la puerta. Sus ojos al toparse con aquel huésped hizo que brillarán más de lo normal, la dilatación de sus pupilas como si hubiera visto al mismísimo Dios en persona. Titubeó al intentar hablar, parecía tímida por su indiferencia al estar parada.

–¿Si? Se le ofrece algo –dijo Mew sujetándose en el marco de la puerta, en medio del silencio bostezó exhausto sus párpados quería cerrarse del sueño.

–Eh b-bueno yo me hospedo en la casa de más abajo –empezó a hablar con timidez –ayer lo ví pasar por aquí y me preguntaba si, ¿aceptaría almorzar conmigo?

Mew elevó su ceja, no comprendía las palabras de aquella mujer. Al analizarla profundamente notó que era su tipo. Si no fuera por Gulf en otra línea temporal tal vez la habría invitado a su casa, era pequeña, frágil como un pétalo, delgada, con un rostro diminuto, mejillas rosas envuelta en una piel blanca y unos ojos grandes. Se parecía a Min-gi.

Se quedó pensando por unos segundos, como si lo estuviera considerando, ella continúo delante suyo aún esperando su respuesta, podía quedarse horas viéndola y aquel rostro que creyó olvidado aparecería delante suyo.

¿Acaso no la había enterrado en la profundidad de su ser?

Una persona totalmente desconocida hizo que se sumergiera en el pasado, un pasado bastante turbulento. Ella no había desaparecido sino que él la había matado en su memoria para borrar las huellas de que alguna vez intentó ser propiedad de alguien.

–Eh…

–Mew –se oyó a lo lejos la voz del azabache. Mew con solo oírlo se giró a ver si allí estaba, no lo veía, suspiró volviendo en sí, miró una última vez a aquella mujer y rechazó su invitación, posteriormente cerró la puerta, despidiéndose.

–¿Quién era? –desde la cocina preguntó Gulf. Tenía puesto la camisa de Mew y sin importarle estar desnudo debajo de aquel pedazo de tela se puso a preparar un sándwich.

–No era nadie –respondió veloz tomando asiento en la silla.

Gulf al percatarse de que era observado se detuvo y miró a la persona en frente suyo, Mew parecía perdido como si su cuerpo estuviera presente pero su mente se hubiera marchado. Dejó el cuchillo sobre la mesada y se acercó a él, sin pedirle permiso o incluso decir algo se sentó sobre sus piernas, tenía su rostro a unos milímetros de distancia, no podría ignorarlo de esa forma.

Al sentir el peso de otro cuerpo encima suyo Mew se dio cuenta de cuán perdido estaba, no había sentido sus pisadas menos cuando empezó a dirigirle la palabra.

–¿Q-qué haces? –tartamudeó sujetando su cintura para evitar que cayera.

–Estuve hablando pero no me respondiste, estás ido, ¿sucedió algo?

–No, nada.

–No pareces el hombre de hace un momento, ni siquiera te provocó algo aún estando de esta forma.

Mew empezó a verlo, tenía razón, estaba solamente con su camisa, no tenía nada más. Su trasero desnudo se frotaba con sus piernas, sus manos envueltas en su cuello empezaron a presionar como si en clave le estuviera dando el lugar de tomarlo.

–¿A pesar de haberlo hecho anoche aún no estás cansado?

–Como si una vez fuera suficiente para tí. Te recuerdo que contigo una vez nunca fue suficiente –dijo atacando su boca. Podía sentirse la pelea entre sus lenguas por tomar el control del mando, aún en aquella posición se apagó aún más al alfa no quería ni siquiera un centímetro de distancia entre ambos.

Obedéceme [MewGulf] OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora