el clima está fresco la mañana del día siguiente, y la escuela más viva que nunca. hay un montón de chicas con bandejas y uniformes coloridos recorriendo las instalaciones, entregándole a los estudiantes pequeños dulces para promocionar el nuevo club de repostería escolar.
carrera acepta el pequeño pastelito de chocolate que le tiende rivers (aunque no está vestida como el resto, pero luce igual de feliz) porque no puede evitar sentir que merece un premio por su excelente trabajo y eficacia.
decide guardarse la idea de contarle sobre sus aventuras románticas a spreen en un futuro. ¿no sería lindo? tal vez en unos años, cuando pasen juntos las tardes en su casa. el simple pensamiento de presumir a su chico su dedicación le hace terminarse el postrecito con gozo.
── ¡hey, carre!
se detiene en seco. rivers sigue ahí, de pie, sujetándolo por el hombro con una sonrisa tranquila y un gesto despreocupado. si él tuviera esa confianza, definitivamente ya estaría celebrando su primer aniversario con el chico de sus sueños.
──¿te ayudo en algo? ── se pasa las palmas de las manos por el pantalón. no está nervioso, para nada, pero conversar abiertamente con rivers es algo que nunca ha hecho. incómodo.
── sí, ¿podrías-
una tercera voz los interrumpe.
── rivers, ¿ya fuiste con los de deporte? ── ari, que está vestida con un llamativo atuendo rosa y tiene un par de orejas gatunas, avanza hacia ellos a paso firme.
── ¿yo? le tocaba a mafer ── rivers se queja, señalando a quien -supone- es la mencionada. ari la ignora, colocando sus manos en jarras sobre sus caderas. entonces, antes de que pudiera escapar, se ve atrapado en una acalorada discusión entre dos chicas que desconocen lo que es moderar el volumen.
── ¡yo voy!
justo cuando intenta correr, un tercero se desliza por su derecha y le cierra el paso. un chico. es más alto que él y va vestido con el mismo traje ridículo que las otras chicas. la sonrisa en su rostro le hace pensar que está muchísimo más contento modelando tal prenda que sus propias compañeras, aunque esté vistiendo pantalones deportivos debajo de la falda roja.
── ese wey nomás quiere verle las chichis a los vatos ── se burla rivers, quien no es más que curiosamente la razón por la que quedó atrapado entre ellos. ari rueda los ojos, pero no puede evitar unirse a su compañera haciendo un comentario del estilo.
"sólo se quiere coger al spreen"
ari secundea, sin saber que su (no tan) inocente chiste, acaba de amargarle el día.
el chico, sin ser consciente del caos de emociones que está desatando en el interior de carrera, suelta el tiro de gracia con una de estruendosa y ridícula carcajada que resuena a lo largo del patio escolar. no lo niega en ningún segundo, casi como si estuviera orgulloso de que su leve atracción por el alto pelinegro esté así de expuesta.
── pronto cae, se los juro.
rivers vuelve a carcajearse.
── sí, roier, sí. ahora, carre... ──la rubia se detiene en seco. gira la cabeza de un lado a otro, intentando dar con el paradero del escurridizo castaño bajito. ── eh... ¿y carre?
corrió.
sus pensamientos estaban completamente nublados, por lo que no se detuvo a preguntarse cómo o cuándo había llegado hasta el tercer piso de la institución. la terraza está en un silencio sepulcral. es tan temprano que probablemente nadie había pensado siquiera en subir.
no está interesado en el frío que le cala en los huesos, ni mucho menos en el ardor presente en las palmas de sus manos causado por sus propias uñas. todo lo que hace es sentarse y repasar una y otra vez cómo y cuándo atacaría al estorbo ridículo que representa el chico en traje de maid.
más tarde, cuando está sentado en la cafetería, la oportunidad para quitarse al chico se le presenta en bandeja de plata.
había decidido continuar con su rutina, así que tan pronto las clases habían terminado se escabulló entre los pasillos para llegar directo a la cafetería. tenía una bandeja de almuerzo cuestionablemente preparado frente a él, pero aún así, se mantenía completamente quieto. el nuevo par de audífonos que compró esa mañana reemplazaban al antiguo, mientras observaba cautelosamente a spreen.
relajado y tan despreocupado como siempre, jugaba a algo en su teléfono mientras sus ruidosos amigos charlaban, apenas aportando un par de comentarios mientras almorzaba un paquete de doritos y la clásica bebida energética que siempre lo acompañaba.
podría jurar que el asunto de roier estaba pasando a un segundo plano, casi.
la causa de sus problemas entró por la enorme puerta, danzando de un lado a otro con una bandeja de mini tartas y el mismo atuendo ridículo que llevaba en la mañana. inevitablemente, varios chicos y chicas desviaron la mirada de sus propios asuntos, rendindos ante el majestuoso espectáculo que era el castaño en su esplendor.
y por más que roier camine con gracia y sensualidad, spreen no está entre ellos.
y afortunadamente spreen no está entre ellos, pero hay alguien más que sí. a unos metros de su propia mesa, el chico de intercambio y ojos azules tiene toda su atención puesta en roier. sus extremidades parecían ansiosas de tenerlo cerca, y era extremadamente gracioso ver desde la distancia como se ponía tan nervioso por recibir un simple “hola” de su parte.
¿él se vería así cuando está cerca de spreen?
¿roier se dará cuenta de los sentimientos ajenos?
más dudas surgen.
¿por qué roier tenía que fijarse en spreen? ¿acaso cellbit no era suficiente para él?
bingo.
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mine! ⼁ happybear EN EDICIÓN
Fanfic𝗵𝗮𝗽𝗽𝘆𝗯𝗲𝗮𝗿 | carrera haría cualquier cosa para que spreen sea suyo. • inspirado en el videojuego yandere simulator. • contenido homosexual. • ¡de fans para fans! • puramente cubitos. • leer aclaraciones.