𝗢𝟭: 𝗸𝗮𝗿𝗹

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habían habido señales. carrera las ignoró olímpicamente porque estaba más ocupado descifrando todo sobre su chico ideal.

los chismes por los pasillos habían sido la primera. corrían en boca de todos y generalmente siempre eran desatados por la misma persona: ari. una chica de segundo año que tenía tantas habilidades sociales como artísticas, así como un pulso increíble para hacerse los delineados más precisos que él había visto en mucho tiempo. pero está divagando, ese no es el punto.

la cuestión es que, si ari sabe algo, lo contará.

"este año, los estudiantes de intercambio nos visitarán a nosotros"

la segunda señal es ese enorme afiche que la secretaria colocó la mañana del lunes. no estaba interesado en el intercambio cultural, así que no le cuesta más que unos empujones pasar de largo por el grupo de estudiantes husmeando reunidos alrededor del colorido papel.

para cuando la tercera señal llegó, carre estaba admirando a spreen como usualmente lo hacía durante la hora del almuerzo. la diferencia hoy es que no está comiendo absolutamente nada, y que tiene la cabeza metida en un pequeño libro con una portada tan borrosa que apenas puede distinguir un par de letras desde la mesa apartada que le tocó esa mañana. un libro de inglés. a spreen no le interesa el inglés.

y tal parece que el mundo busca burlarse de él, porque aunque carre está seguro de haber captado todas las señales, el universo deja caer una última al mediodía del martes, cuando una muchedumbre de estudiantes chismosos se pasean por las afueras de la escuela con tal de captar el momento en el que de un autobús lujoso bajan unos cuantos adolescentes con caritas de pretenciosos.

entonces su problema está justo ahí, karl jacobs, sosteniendo torpemente una pila de libros mientras busca efusivamente a alguien con la mirada, como un cachorro desesperado por reconocer a alguien en un mar de seres.

y eventualmente sucede, con su príncipe saliendo de entre la multitud para acercarse al estadounidense y palmear con más fuerza de la necesaria el hombro del castaño. le quita los libros, por supuesto, porque para él cargar tanto peso es una cosa de niños. caminan juntos. ríen. los ojos de karl brillan.

carre los pierde de vista.

y lo odia, lo odia, lo odia.

𖹭

aproximadamente media hora después, carrera recorre los pasillos con libreta en mano. está dispuesto a averiguar todo lo que necesita acerca de karl, porque sabe perfectamente que el americano está más que enamorado de su chico. va a deshacerse de él, de eso está seguro. y si va a quitarlo del camino, necesita información.

── ¡vicky, eres muy... bonita! ── una voz, demasiado chillona pero innegablemente adorable, lo distrae. a unos metros están dos chicas, paradas a mitad del pasillo con enormes sonrisas que le hacen doler el rostro de tan sólo verlas. dos castañas. (una que reconoce como extranjera por el uniforme) (y su enorme e infantil mochila, cubierta por pequeños peluches y accesorios de cuentitas colgantes, no se olvidaría tan fácil de una mochila así)

── aw, gracias tina, tú también eres muy bonita ── la otra chica le responde, cerrando su casillero de metal. recuerda haberla visto vagamente por los pasillos, sabe que está en la clase de spreen, pero también la ha visto en el club gaming. ──¿qué dice tu horario?

── dice...uh, ¡1C!

──¿1C? ¡ay, mierda! estamos en módulos opuestos ── la escucha quejarse, quitándole con cuidado la hoja de las manos para leer por si misma las nuevas clases de su amiga. se pasa una mano por la melena castaña (que lleva suelta y desordenada) y se rasca la cabeza en medio de la frustración.

mine! ⼁ happybear EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora