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La vida es triste, y la verdad lo es más.
Mientras mis sueños y mi amor partieron juntos,
Solo me queda su recuerdo...
No la volveré a ver,
Ni sus ojos volveré a contemplar.
"Ya no siento nada por ella",
Me cuesta intentar meter eso en mi cabeza...
Me arrepiento de tantas palabras que dije,
Y de todos los momentos en que ella me estuvo esperando.
Si pudiera volver el tiempo atrás,
Vivir mi vida de nuevo con ella. 
Pero no puedo hacerlo...
La vida no me da una segunda oportunidad...
Para volver a ver el brillo de sus ojos... O al menos no en este mundo.

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Agarro mis hojas, las cuales tienen un par de poemas escritos, y no paro de pensarte, recuerdo tu sonrisa.
Tanto pensar me lleva a tener alucinaciones nuevamente, según la psicóloga aparecen cuando estoy bajo estrés o situaciones que me generen cosas fuertes... Por ejemplo recordarte.
Me quedo mirando, es una sombra con forma humana que camina, decido seguirla, ya no la veo.

Visten como personas,
Su figura se asemeja a la de un ser humano, esta se parece a ti.
La sombra se extiende en mis paredes, pasea lentamente y se sienta en la silla frente a la mesa. Decido acercarme lentamente y sentarme frente a ella, dejo mis hojas sobre la mesa, y cuando levanto mi mirada... Te veo a ti, de carne y huesos, mirándome fijamente. Tus ojos reflejan un caleidoscopio de emociones, una mezcla de tristeza y comprensión.

Sin pronunciar palabra, siento que nuestras almas entran en diálogo. Las hojas en la mesa son como las páginas de nuestra historia compartida. Es como si estuviéramos en un teatro, representando una obra en la que el telón está a punto de caer.

Mis manos tiemblan ligeramente mientras tomo las hojas, cada palabra escrita lleva el peso de nuestras experiencias compartidas. La tristeza se convierte en poesía, y la comprensión se transforma en la música de nuestro encuentro.

Extendiendo la mano, tomas una de las hojas y comienzas a leer en silencio. Es un momento de desnudez emocional, donde la vulnerabilidad se convierte en el lazo que nos une.

Alex: ..¿Pi-¿Pipes?... -
Silencio- Necesito mi risperidona...

Me dirijo a donde está mi bolso, desesperada por encontrar el frasco que contiene la estabilidad entre la realidad y mis propios fantasmas. Cada paso resuena en mi mente, creando una sinfonía de ansiedad. Busco entre las sombras de mi bolso, mis manos temblorosas se encuentran con la textura del frasco.

Mientras sostengo las pastillas en mi mano, mi pulso se ralentiza ligeramente. La simple presencia de este medicamento actúa como un faro en la tormenta de mi mente. Siento la necesidad urgente de consumir la píldora que disipa las visiones y me devuelve a la realidad.

La sombra de Piper persiste en la periferia de mi visión, como un recordatorio de que mi mente puede ser tanto mi aliada como mi enemiga. Con un trago de agua, dejo que la pastilla descienda por mi garganta, esperando que su efecto sea rápido y eficaz.

-"Tú no estás aquí, tú no estás aquí, tú no eres real, no estás más, no estás aquí...."- me repito a mí misma para calmarme.

Observo que mi alucinación se levanta y camina lentamente hacia mí. La figura de Piper parece desvanecerse, pero en su lugar, queda un destello de luz tenue. En ese momento, comprendo que esta sombra es solo una proyección de mis propios miedos y anhelos.

La luz se intensifica, envolviéndome con una sensación de paz. En lugar de temerle, decido abrazarla. Mientras lo hago, la luz se expande, iluminando rincones oscuros.
Entiendo que, a veces, lo que percibimos como oscuridad es solo una oportunidad para encontrar claridad.

Con mi rubia, ya sea en carne y hueso o como un reflejo en mi mente, actúa como un faro de comprensión. Con ella aprendo que enfrentar mis propias sombras es esencial para alcanzar mi paz interior. Ella me enseñó que no se trata de negar la oscuridad, sino encontrar la luz dentro de ella.

Me siento nuevamente en mi silla y pienso: ¿Y si es verdad la teoría del hilo invisible? ¿Y el universo nos mantiene a las dos separadas hasta el momento adecuado? Tal vez nos conozcamos nuevamente en el momento más inesperado, solo para descubrir que hemos estado a la vista todo este tiempo.

Cierro los ojos y dejo que esa idea se filtre en mi mente. La posibilidad de que el destino tenga un plan para nosotras, que el tiempo y el espacio estén tejiendo un vínculo que aún no comprendemos por completo. Es una perspectiva esperanzadora, un consuelo que abraza mi corazón...
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Pero de la nada todo se siente lejano, todo se siente... Vacío... Veo borroso... No veo... No...- Mis ojos se abren lentamente, pero sólo veo borroso, y la luz de la ventana me devuelve a la cruel conciencia de mi existencia. Miro a mi alrededor y ahí están de nuevo: esas pastillas, ese frasco que no ha servido para nada, más que para mantenerte atrapada en esta pesadilla.
Tuve una sobredosis que llevó a esto, pero nada es real, nada... Ni tú, ni yo, ni el mundo que nos cree mientras estuve "muerta"

„MUCHO POR APRENDER"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora