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Astra miraba desde la ventana de la cocina y vio las furgonetas negras irse.

—¿Quienes serán?—se preguntó.

Kara y Lena estaban en el laboratorio.

—¿Que querías enseñarme?
—Estoy creando un inductor de imagen.—dijo sin más.
—¿Para que sirve?
—Para camuflar a los alienígenas que no tienen el privilegio de pasar por humanos. He leído mucho y sé lo que hace Lillian Luthor y no es la única. A los humanos no les gusta lo diferente, y cuando ven algo que no conocen les da miedo y luego hacen lo que sea para apartarlo.
—Es cierto, son muy racistas y xenófobos.—dijo Lena.
—Los alienígenas están aquí por asilo ya que han perdido sus hogares y familia, pero nadie les acoge, se esconden entre las sombras, bajo el suelo de la ciudad, los callejones. Tienen miedo de ser atacados por los humanos, no tienen derechos.
—La presidenta está cambiando eso, la ley de los alienígenas, le darán derechos de vivienda y trabajo.—dijo Lena.
—Mientras tanto tienen que vivir de la forma en que lo hacen. Con Superman no pasa eso.
—Es cierto, desde que se dio a conocer y la gente vio lo que podía hacer, no les asustó, era una amenaza para la humanidad y la gente lo adoraba, y siguen haciendo, lo llaman héroe porque ha salvado muchas vidas, porque se ha enfrentado amenazas alienígenas del exterior y porque encerró al peor psicopata de la historia.—explicó Lena.
—¿Tu lo ves justo?
—No, no lo es. Pero en el fondo la gente tiene miedo a Superman, tiene poderes muy destructivos y es inmune a cualquier cosa. No quieren tenerlo de enemigo porque saben que no ganaran.
—Entiendo.
—Pero me parece bien tu idea de ayudar a los alienígenas a pasar desapercibidos, hasta que la ley sea vigente.
—¿Te parece bien?—preguntó Kara con atisbo de esperanza en su cara.
—Sí.

Sonrió y siguió trabajando. Lena se la quedó mirando si decir nada, se apartó para dejarla espacio y siguió observándola.

Lena Pv

Ahora tiene mucho sentido lo que contó Astra. Para los kriptonianos, no ser perfecto era un delito, sino servías te desechaban como si fueras basura.
La familia de Kara luchó para que tuviera una vida aceptable y sin soportar los prejuicios y los insultos de los demás. La pobre se ha sentido una inútil toda su vida solo por no poder caminar y saber que estaba haciendo algo por si sola y que era para ayudar... esa sonrisa de ilusión, alegría, no la olvidaré nunca.

Miré el laboratorio y pensé en lo que dijo antes del sistema de seguridad y sobre el funcionamiento de la casa.
Su padre sabía que no era bueno que Kara saliera, que tuviera su escondite, su propio refugio. En otras circunstancias pensaría que era prisionera en su propia casa que no podía salir por algo que hubiera hecho o por tener una familia malvada y superficial que quería mantenerla escondida para no empeñar la imagen de la familia. Cualquier otro lo hubiera hecho así.
Pero los padres de Kara eran diferentes, se nota que amaban a su hija con locura y que han hecho todo lo posible para que tuviera una vida cómoda por su condición.
Tanto como para tener una casa inteligente adaptada para gente con silla de ruedas y un laboratorio porque sabían que a su hija le gustaba la ciencia, además de la sala médica con tecnología muy avanzada, para que Astra le hiciera controles.
Pensaron en todo para que su niña estuviera lo más a gusto posible en este planeta y bien protegida.

Subí la rampa y antes de salir por la puerta, la miré una vez más.

—"Como no quererla, si todo ella grita que la abracen y la mimen. Lena Kieran Trevor, estás locamente y perdidamente enamorada de esta kriptoniana rubia y de ojos azules. Son los mismos que los de Superman, pero los de Kara son mucho más hermosos."—pensé.

Salí del laboratorio y fui a la cocina, Astra me sirvió un té y se lo agradecí sin decir nada.

—¿Cuando piensas decírselo?
—¿Decirle el que?— le pregunté con el ceño fruncido.
—Que estás enamorada de ella.

Me sorprendió, pero supongo que no se le puede esconder nada a la general de la milicia.

—No sé si debo, pensará que es por compasión por su situación. No me creería.
—Kara no ha tenido amor fuera de la familia. Es cierto, puede que no lo entienda y que puede no creerte en lo que le digas. Pienso que en este caso la acciones valen más que las palabras.
—¿Como lo hago?
—Sigue con lo que estás haciendo, apóyala y estate por ella.
—¿No piensas amenazarme ni nada por el estilo?
—No, porque eres la persona que le hace bien a mi sobrina y sé que si ella sufre, tu sufres. Eres la indicada, por alguna razón Rao te ha puesto en nuestro camino y en nuestras vidas. Mi hermana y mi cuñado aceptarían esta relación, como lo hago yo.
—Gracias.—dije.
—En algún momento tendrás que contarle tu secreto.
—No es algo fácil de decir.
—No te preocupes, Kara lo aceptará, es científica y no tendrá problemas. Además, tu la aceptas tal cual es. No tengas miedo.
—Gracias Astra.
—De nada.

Después del té, volví al laboratorio y me entregó un pen-drive y una cajita.

—¿Y esto?
—En el pen-drive está el informe y los planos y en la caja, el prototipo. Pienso que si lo fabricaran en la empresa y lo vendieras, tendrías otro tipo de cliente.
—De acuerdo.

Me despedí de ella con un abrazo, recuerdo la primera vez que lo hice, se tensó, pero ya no lo hace.

—Te mantendré informada del progreso.
—De acuerdo.

Salimos del laboratorio, Kara quitó el sistema de seguridad, me despedí de Astra y me marché a casa.

Amor sobre ruedas (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora