25

887 129 2
                                    

Kara y Lena fueron al salón y se sentaron en el sofá. Astra y Diana fueron a preparar la cena, ya que no habían comido.

—¿Sabéis que? No tengo ganas de ponerme a cocinar. ¿Compramos algo?—dijo Astra.
—De acuerdo.—dijeron las tres.
—Podemos cenar pizza.—dijo Lena.
—Veremos si hay pizzería en el pueblo.—dijo Diana.
—Es un pueblo, aquí viven jovenes, así que tiene que ver un sitio donde ir.—dijo Lena.
—Cierto.
—Vamos.— salieron las dos de casa.
—Que forma más obvia de dejarnos solas.—dijo Lena.
—Sí, ¿sabes que mi tía puede escucharte, no?
—No importa.
—Mañana toca abrir la empresa.—dijo Kara.
—Lo sé, no pensé que tardaríamos tan poco en resolver el problema.—dijo Lena.
—Bueno, pero al menos la Tierra ya no corre peligro.
—Cierto.— se cogieron de la mano.— creo que tendrás que pedir a tu tía que te examine.
—Sí mañana, la verdad es que yo también quería pedírselo.
—No te fías ¿eh?
—No.

Cuando llegaron las pizzas cenaron tranquilamente.

—Tía, quisiera que mañana me examinaras.

—De acuerdo.—dijo Astra mientras le daba un mordisco a su trozo de pizza.

Kara Pv

Me levanté, estaba sentada en la cama, aparté la sabanas para poder ver mis piernas.
Me centré en mis pies, pude mover los dedos y sonreí. Me puse de pie, sentía el tacto frío del suelo, me gustaba, me di impulso para levantarme, mis piernas aguantaron mi peso y caminé un poco.

—De momento sigue funcionando.—fui al baño y me di una ducha, me vestí y fui a la cocina.

Allí estaba mi tía con la pequeña Ruby.

—Hola preciosa.— le dije mientras le acaricié la cara.
—Buenos días.—dijo mi tía.
—Buenos días.
—Cuando termines de desayunar, iremos al laboratorio.—dijo Astra.
—¿Y quien cuidará de Ruby?—pregunté.
—Nosotras.—es todo lo que dijo.

Desayuné las tortitas, la fruta y el zumo, cuando terminé lo lavé todo.
Mi tía cogió a Ruby y la seguí, entramos en el laboratorio, dejó a la pequeña en una alfombra que estaba ahí y le preparó el juego de construcción.

—Ruby ya está entretenida, venga ponte en la camilla y túmbate.—lo hice.

Encendió la mesa y escaneó mi cuerpo, vio las imágenes.

—Mmm, todo está bien.—dijo.
—¿Podrías comprobar si también estoy curada de mi problema de infertilidad?
—Mmm, ¿porque quieres saberlo?—preguntó.
—Lena quiere saberlo, le conté sobre la cámara génesis, pero no está a favor de usarla por lo que me pasó.
—Entiendo. Espera.— se apartó de la camilla y me dio la espalda, no sé que estaba haciendo, volvió con un dispositivo.
—¿Que es eso?
—Otro tipo de escáner.— lo acercó a mi vientre, estuvo unos minutos, de vez en cuando miraba a la pequeña, ella seguía jugando.—lo siento sobrina.—la miré.—pero no.
—Entiendo.—suspiré.
—Voy a sacarte sangre para ver los cambios que ha hecho el Sol en ti.
—De acuerdo.

Encendió la luz roja de encima de la camilla y sentí como mis poderes se iban. Es raro porque si soy un dios, no debería afectarme la luz roja.
No sentí el pinchazo porque cuando acabó quitó la luz y me recuperé.

Me bajé de la camilla y esperé.
Una hora después me dijo que mis células kriptonianas estaban muy sanas, más que la ultima vez que me extrajo sangre.

—Sobrina.
—Dime.
—He mirado tu ADN.
—De acuerdo.— es cierto que desde una muestra de sangre se puede ver.
—Hay dos cosas.
—Bien, ¿cual es la primera?
—Tu ADN es dorado.
—Puede que sea porque soy una diosa.
—Sí, es posible, porque puedo asegurarte que yo no lo tengo así y ningún kriptoniano en realidad.
—De acuerdo, esto es a prueba de que Diana tenía razón. ¿Cual es el otro?
—Hay algo incrustado en ella, pero no puedo ver que es.—dijo apartándose del microscopio.
—Pon un objetivo de más cerca y pon la imagen en el ordenador.—le dije y así lo hizo.

Giró el objetivo por uno más largo y miró de nuevo, luego lo puso en pantalla.

—¿Que es?—pregunté.
—Me resulta familiar.—dijo.

Agrandó la imagen desde el ordenador y pude verlo.

—No puede ser, como es posible.— miré a mi tía que estaba sorprendida.
—¿Que pasa?
—Tenemos que ir a la Fortaleza, ahora.—dijo toda sería.
—¿Que pasa con la niña?—le pregunté.
—Voy por Diana para que la controle y tu y yo nos vamos.
—De acuerdo.—no podía decir más, estaba en modo general.

Cogí a Ruby y fuimos al salón, ella se quejó, así que la dejé en el suelo un segundo y fui a por el juguete, se lo di y siguió jugando, después cerré la puerta del laboratorio y me senté en el sillón para controlarla mejor.

En ese momento entró mi tía acompañada de Diana.

—Ya podemos irnos.—dijo.
—Muy bien.—dije.

Me despedí de Diana y salí de la casa seguida de mi tía, salimos de allí volando y nos dirigimos al Polo Norte.

—Tía, no sé que es lo que sucede, pero te recuerdo que aquí no va haber nada sobre mi. No existía o sigo en Argo o morí con el resto de la familia.—le dije.
—Cierto.—se paró de golpe y dimos media vuelta, volvimos a casa.
—Habéis vuelto muy pronto.—dijo Diana.
—Error mío.—dijo Astra.

Fuimos al laboratorio y abrí el portal, lo cruzamos y aparecimos de nuevo en Tierra-38 en la Fortaleza.

Amor sobre ruedas (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora