Los planes de Beatriz

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—Duquesa de Grandchester —saludó con educación y haciendo una reverencia un sirvienta del conde Milford, saludo que Beatriz ignoró por completo y fue a buscar a quien de verdad le interesaba.

—Duquesa —saludó el conde Milford y beso la mano de la quien en unas horas más se convertiría en suegra—. Hola Sixburga —saludó el conde con frialdad.

Sixburga solo le hizo una reverencia.

—¿Cuál es el motivo de su visita? —Preguntó el conde haciendo un ademán a su criado para que les ofreciera algo a sus casi parientes.

—Dejarte claro la alianza que tendrás con nosotras —recalcó Beatriz—. A parte de casarte con Sixburga y empezar a procrear en cuanto estén casados.

Charles conde de Milford miró a su futura esposa, no había nada que la hija del duque lo sedujera o por lo menos le gustará así que le quedó bien claro que estar con ella y hacerle hijos iba a ser una verdadera proeza ya que lo único que Sixburga provocaba en él eran unas tremendas ganas de dormir.

—No se preocupe Lady Beatriz que quizás en las próximas navidades ustedes ya tenga a su nieto arrullándolo —aseguró Charles con una sonrisa maliciosa y sentándose para seguir tomando su whisky—. Despreocúpate por mí suegra que en  engendrar hijos yo ya soy un experto.

—¿Por qué afirma eso milord? —Preguntó Sixburga con un total interés y miedo de que su futuro esposo ya tenía hijos bastardos y tal como su madre ella sería una madrastra.

Charles le confirmo esa información con la misma sonrisa maliciosa que Sixburga empezaba a odiar.

—¡Cállate Sixburga! —La reprendió Beatriz y como premio por su indiscreción se ganó un pellizco por parte de su madre—. ¡Ya te dije que esas cosas no tienes porque andarlas preguntando!

Milford no pudo evitar carcajearse por presenciar tal escena, imaginado que quizás sería algo divertida su nueva vida de casado junto a Sixburga y Beatriz.

—Milady, se ha puesto a pensar que quizás sea su hija la que tenga algún problema y no yo —inquirió el conde—. Ya sabe su hermano mayor el marqués Terrence tiene fama de “improductivo” puede que está generación de Grandchester a la que pertenece mi futura esposa sea parte de esos “improductivos”

Sixburga no sabía ni dónde meter la cabeza, ya que sentía mucha vergüenza de que Milford estuviera hablando de esas cosas con tal normalidad. Mientras que Beatriz estaba empezando a hartarse por los comentarios de el conde.

—Claro eso si Sixburga sí es hija de Richard Grandchester, porque si no…

—¡Por supuesto que Sixburga si es una Grandchester! —Sentenció la duquesa con rabia e irá, ya que la sola mención de que alguno de sus hijos no fuera de Grandchester la hacia enojar.

—Por supuesto —respondió Charles sin preocupación aunque Sixburga si noto que su madre se exaltó de manera exagerada y hasta se puso algo nerviosa, pero la pregunta era, ¿por qué?—. Es hija de Richard Grandchester el más alto noble inglés. Si solo se les ofrecía hablar eso conmigo les ruego que me dejen solo ya que tengo que descansar para…

—Quiero que engañes a Terry haciéndole creer que te acostaste con su esposa —exigió Beatriz.
Exigencia que hizo palidecer a Sixburga y morirse de la risa a Charles.

—¿Es enserio? —Pregunto el conde aún entre risas.

—Por supuesto, quiero que te acerques a Candice, que te hagas su amigo y le hagas creer a Terry que entre ustedes pasa algo, quiero que lo vuelvas loco y cuando sea el momento indicado sepa que su amada esposa lo engaño con su cuñado —explicó Beatriz.

Los futuros esposos no daban crédito a lo que decía la mujer.

—Madre si te das cuenta que la corte va a cotillear a costa de mí —Le cuestionó Sixburga a su madre, nunca se había sentido tanto enojo con su mamá como ahora lo sentía—. ¡Van a decir que soy una cornuda!

Obligados a amarnos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora