2. Confesiones

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MARTIN

Esta semana conocí la verdadera envidia, ya no solo por el temazo que les había tocado sino por la coreografía que había preparado Vicky. Alvaro, Bea y Juanjo tenían que cantar Unholy y yo desearía cambiarme el puesto con Alvaro.

Adoraba mi canción y adoraba estar esa semana con Ruslana pero había algo que hacía que me gustase más el puesto junto a los otros tres chicos.

- A mi también me hubiese gustado cantar Unholy - dijo Ruslana uniéndose a mi para ver como preparaban la coreografía desde la sala de Vic.

La mire sonriendo y volví a centrarme en los chicos, justo a tiempo para ver como Alvaro se agachaba frente a Juanjo mientras este le agarraba la cabeza. Y yo no pude evitar sonrojarme imaginándome otra vez en su lugar.

- Venga, vamos a seguir, que nuestra canción también es muy chula - le dije a Rus acercándome al piano y alejando mi vista de ellos, a lo que esta me miró de una forma un tanto extraña.

- Ya va a tocar para la merienda Martin, seguimos después.

Y como si lo hubiese invocado el timbre sonó avisándonos que ya habían sacado la merienda.
Salimos de la clase y nos paramos a saludar a Vicky. Era una de mis profes preferidas, después de todo bailar me encantaba y ella hacía que me gustase todavía más.

Sentía como alguien me miraba mientras hablábamos sobre si bailaríamos con Imortal, y no hacía falta que me girase para saber quien era. Cuando nos despedimos de Vicky me acerque a el con los brazos abiertos para darle un abrazo, el cual Juanjo aceptó (sorprendentemente) dándome unas palmadas en la espalda y alejandose de inmediato. Bueno algo es algo.

- ¿Que tal con Unholy? - le pregunté dirigiéndonos a la cocina.

- Bueno, podría ir mejor. Pero vamos, que estamos a miércoles, seguro que para la gala está mejor.

- Lo que pasa es que no se lo creé- comentó Bea - bueno yo no soy nadie para hablar porque estoy igual, el único aquí que se ve super sexi es Alvaro- comentó haciendo que nos riésemos todos.

- No es que me vea, es que hay que creérselo, y yo me creo el esclavo sexual de este hombretón - dijo acariciándole el brazo a Juanjo, a lo que este soltó un gritito como de emoción sonriendo - si lo digo.

Punzada en el pecho. Y otra vez el maldito pensamiento de que quería ser Alvaro en ese momento.

Aún no lograba entender por qué los otros chicos lo podían abrazar sin problemas o hacer ese tipo de bromas sin que le molestaran y cuando yo lo hacía me apartaba.

Lo cierto es que a partir de la charla del lunes en las duchas algo había cambiado, pero solo cuando las luces se apagaban o dentro de las duchas.

Me hice unas tostadas y un café y me sente en mi sitio de siempre. A raíz del comentario de Alvaro me había quedado sin ganas de hablar, así que me pase el resto de la merienda escuchando a los demás y sonriendo de vez en cuando.

Estaba acabando mi café cuando sentí que me pegaban una patada bajo la mesa. Miré al frente para encontrarme a Juanjo con el ceño fruncido mirándome.

- ¿Estás bien? Te noto disperso.

- Sí, solo estoy pensando en la canción- le dije sonriendo para que no insistiera más.

- ¿Seguro? - insistió de todos modos

- Sí, tranquilo.

Después de decir eso me levante a dejar mis cosas y me fui a la clase de Abril, ya que nos tocaba ahora con ella. Me tumbe en el sofá y cerre los ojos intentando deshacerme de todos mis pensamientos, dejar la mente en blanco. Pero no pude, sin darme cuenta las lagrimas empezaron a caer por mis mejillas.

- ¿Martin?- al escuchar la voz de Ruslana me incorpore limpiándome las lagrimas con el dorso de la mano -Amoor, ¿que te pasa? - dijo sentándose a mi lado.

- No lo se, no me siento bien Rusli - conteste para acabar fundidos en un abrazo.

- ¿Quieres que vayamos a hablar? - Asentí y nos levantamos dados de la mano hacia las duchas - venga suéltalo todo, ahora nadie nos escucha.

Ruslana me hacía sentirme como en casa. Estar con ella era como un espacio seguro donde tenías toda la confianza para hablar de lo que sea, y justo eso fue lo que hizo que me acabase desahogando con ella.

- Me gusta Juanjo, me gusta mucho - en cuanto lo dije mi amiga se empezo a reír.

- Y a mí me gusta Omar, ¿cual es la sorpresa? - mi cara en estos momentos era todo un poema, no me esperaba esa respuesta para nada y ella pareció darse cuenta. - Joder Martin, cuando lo miras parece que te lo quisieras comer, esta claro que te gusta. Y además, ultimamente estais muy juntitos por las noches - eso último lo acompaño de un pinchazo con un dedo en mis costillas.

- ¿Tanto se nota?

- Hostias si se nota. Pero no entiendo cual es el problema.

- Pues que no es mutuo Rus.

- Venga ya, Juanjo también te come con los ojos, solo que disimula más.

- Que no, que no le gusto. Hasta diría que le caigo mal. - ahora la que tenía cara de poema era Ruslana, así que empece a explicar mi teoría- abraza a todos menos a mi, de echo me evita, a veces me contesta mal y cuando me intento acercar a el se aparta como si tuviese la peste.

- Y no has pensado que eso puede que sea porque le gustas y le da miedo.

El sonido del timbre indicándonos que debíamos estar en clase de interpretación interrumpió nuestra charla.

La tarde pasó bastante rápido. Cuando me quise dar cuenta volvíamos a estar sentados en la mesa con la cena en los platos. Mi humor había mejorado a lo largo de las clases y ese mérito se lo otorgaba a Ruslana. Sus últimas palabras me dejaron reflexionando y aunque no me las acabase de creer del todo si que me hicieron ilusionarme.

Decirle lo que sentía a alguien había sido como quitarme un peso de encima. Y además, ahora no paraba de hacerme gestitos insinuantes cada vez que veiamos pasar a Juanjo o reírse de mi por quedarme embobado mirándolo, yo me hacía el ofendido, pero a quien voy a engañar, en el fondo me gustaba que se metiese conmigo por eso.

Hola de nuevo, esta vez e tardado un poquito más, pero tengo excusa, estoy de exámenes :(

Espero que os guste el nuevo capítulo.
Besoos!!

Do! - Juantin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora