Paracetamol - Kivi (Chiara y Violeta)

Capítulo 3

Tras contestar al mensaje de Chiara, Violeta decidió indagar por instagram un rato ya que todavía le quedaba bastante tiempo para que llegara la hora de esa inesperada quedada, una que cambiaría el rumbo de todo.

Mientras veía historias, se encontró con una de la farmacéutica. La subió el día anterior a altas horas de la noche, era ella tocando el piano.
La verdad es que lo hacía muy bien. Continuó observándola hasta que se percató de que la pelinegra tarareaba los versos que ella misma había escrito. Se quedó bastante sorprendida, pues lejos de molestarla, le había gustado el hecho de ver sus versos plasmados en una melodía.

Decidió meterse en su perfil, ya que anteriormente lo había visto solo por encima, encontrando así con varias fotos de ella en el piano, cosa que la sorprendió, pues era farmacéutica, aunque su biografía ya le había dejado claro que probablemente la música era su mayor hobby, primer punto que les unía.

Terminó decantándose por sus historias destacadas, pudiendo ver dos, una con una chica pelirroja con la cual mostraba bastante amistad y otra con un chico, del cual claramente era pareja, aunque le sorprendió mucho la gran complicidad que parecían mostrar ambos a través de esas fotos.

Miró la hora, las 11:55.

- ¡Joder! Ya vuelvo a ir tarde. ¿Es que nada me puede salir bien? - exclamó en alto la motrileña.

Se arregló un poco el pelo con los dedos y salió encaminada hacia la universidad donde estudiaba.
Al llegar a la farmacia, se encontró a la pelinegra apoyada en la pared, con un gesto bastante tranquilo que rebosaba felicidad por todos lados.

- No parece la farmacéutica que me atendió el otro día, la verdad - pensó Violeta en su mente.

Cuando Chiara la vio llegar, no pudo evitar reprimir una sonrisa, pues la había visto venir bastante apresurada y cambiar el ritmo cuando se acercaba allí para que pareciera que venía tranquila, aunque sin éxito.

La pelirroja se puso enfrente de Chiara sin saber que hacer, no quería que resultara un encuentro incómodo. Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, Chiara tomó la iniciativa y decidió ser educada saludando con dos besos.

- Hola, ¿qué tal? - inició la conversación la pelinegra tras el saludo.

- Hola Chiara, gracias por acceder a devolvérmelos. No sabes lo importantes que son para mí - respondió Violeta, haciendo alusión a aquellos versos que sostenía la china entre sus manos.

- No hay de que, se nota que están escritos con mucha pasión. Si estuviera en tu lugar no me hubiera gustado perderlos - dijo Chiara mientras se los entregaba.

- Menos mal que di a parar contigo y no con cualquier otra persona, seguro que cualquiera los hubiera tirado a la basura - comentó Violeta mientras se aferraba a ellos - Me has quitado un peso de encima, me preocupé bastante cuando no los encontraba.

- No te preocupes, el placer ha sido mío. A mi me encanta la música y la verdad que esos versos me parecen maravillosos, son como si me definieran a la perfección - se explayó Chiara con un ataque de sinceridad.

No conocía de nada a la pelirroja, pero sentía que debía expresarle ese sentimiento hacia sus versos, ya que ningún otro poema le había conseguido avivar esos sentimientos de admiración y sacarla del bucle que llevaba al piano.
Violeta, al ver que Chiara se había abierto a contarle sobre su pasión por la música, decidió responderle con sinceridad también.

- La verdad es que he visto antes cómo los has interpretado al piano, y me ha sorprendido bastante. No tengo demasiados conocimientos sobre música - dijo omitiendo que tocaba el clarinete desde pequeña, pues no le había servido para demasiado en otro ámbito, solo aprendió a leer partituras - Y la verdad es que la forma en la que les pusiste música era lo que exactamente estaba buscando, pues me encanta añadir música a mis versos.