Tenía mi equipaje preparado cuando Lauren envió un mensaje de que estaba en camino a buscarme; había preparado distintas prendas, algunas más formales y otras más casuales, para tener variantes dependiendo de qué actividad realizáramos. No sabía mucho del viaje a excepción de que tenía algunas reuniones y la cena que pidió Leia que reservase en un restaurante en la torre Eiffel (el cual investigué en internet y aun no podía creer las reseñas que leía) para donde claramente no tenía ropa adecuada.
Esme la recibió en nuestro piso cuando llegó mientras yo buscaba mi equipaje en la habitación; salí a su encuentro para quedarme petrificada en la puerta de mi cuarto al verla. Lucía un jean con roturas, una remera blanca y una campera de cuero; sonrió ante mi reacción a su aspecto y se acercó a besarme suavemente - Hola mi amor, te ves hermosa - dijo antes de tomar mi maleta y guiarme hacia la puerta. Nos despedimos de mi amiga y fuimos hacia un coche de la compañía, que nos iba a trasladar al aeropuerto.
Su humor era totalmente distinto al que venía teniendo las últimas semanas; se la veía alegre y despreocupada, tal y como cuando empezamos a salir, contagiándome su felicidad. Contrario al procedimiento habitual, para mí al menos, el coche ingresó a la pista por una puerta alternativa y nos dejó allí frente a un avión privado que aguardaba por nosotros - es el avión familiar nena - sonrió guiándome a su interior mientras yo observaba boquiabierta, aún no me terminaba de acostumbrar a la cantidad de dinero que tenía esa mujer.
Nos acomodamos en unos asientos enormes, hablando de qué lugares podríamos visitar una vez llegadas, mientras los oficiales de vuelo se encargaban de cargar nuestro equipaje y preparaban todo para el despegue. Una vez que alcanzamos la altura, las azafatas se acercaron a ofrecernos distintas bebidas y comidas antes de desaparecer en su cabina nuevamente; Lauren aprovechó para acercarse más a mí y comenzar a besarme intensamente, sus manos viajaron a mis caderas para tirar de mí y sentarme sobre ella.
No sé si el desenlace de la última vez que estuvimos así, o el hecho de que extrañaba su toque, fueron los que me impulsaron a continuar con lo que estábamos haciendo sin importarme el contexto; rápidamente llevé mis manos a su cuello para atraerla más a mi. Sus manos subieron por debajo de mi blusa para quitarla mientras su boca trazaba un camino hacia mis pechos; una vez librados mis senos su mano bajó al jean para desprenderlo y poder acceder a mi entrepierna al tiempo que su boca se ocupaba de mis ya erectos pezones; yo gemía totalmente entregada a ella, sin importarme quien pudiera escucharnos o vernos, copiando su acción con mis dedos, acelerando el ritmo para que llegásemos al orgasmo al mismo tiempo.
Escondí mi cabeza en su hombro hasta recuperar el aliento, mientras Lauren me besaba suavemente. No fue hasta después de unos momentos que caí en la cuenta de que no estábamos solas en el avión - ¡Lauren! ¡Las azafatas! - grité sintiendo el calor subir por mis mejillas.
- Relájate nena, tienen órdenes de no venir aquí salvo que sean llamadas - respondió acariciándome.
- Es decir que no saben lo que hemos hecho - dije pensativa
- Claro que lo saben Sarah, es un avión, las paredes son finas ¿has escuchado nuestros gemidos? no fuimos exactamente silenciosas - bromeó alterandome aún más.
Comencé a golpearla suavemente, aun sobre ella, mientras reía - sí que eres imbécil, espero que el polvo haya valido que comience el viaje enojada contigo.
Tomó mis manos antes de hablar - Hey... no hay nada de malo en lo que hicimos, eres mi mujer, es normal que tengamos intimidad - dijo ya un poco más seria.
- Lo sé - respondí colocando mi blusa nuevamente, sin moverme de encima de ella - además seguro tus azafatas están acostumbradas a oirte follar con decenas de mujeres.
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Doctora Collins
عاطفيةLa vida de Sarah cambia cuando conoce a una misteriosa mujer en la universidad