Doctora Collins

Capítulo 18

Con la visibilidad de nuestra relación, y la demora en los planes de boda, la prensa pronto acabó por aburrirse de cubrir la vida de Lauren, dándonos la posibilidad de vivir un tanto más tranquilas. Aun seguíamos reuniéndonos en el hotel con sus abogadas y trabajadoras sociales pero tan solo por precaución; la causa en realidad no estaba avanzando demasiado, lo que por un lado impacientaba más a mi novia, pero por otro ayudaba saber que al menos aún no habían rechazado su pedido.

La calma permitió no solo que podamos pasar más tiempo disfrutando juntas sino que además podía recuperar algunas actividades y salidas con mis amigos, con quienes evitaba ser vista para salvarlos de tener que lidiar con los periodistas ellos también. El momento fue perfecto para poder ayudar a Esme a planear su cumpleaños; mi amiga quería hacer una fiesta en un club importante de la ciudad, con todos nuestros amigos y compañeros de la universidad, así que nos tomó a Aly y a mí como sus asistentes personales para que todo salga perfecto.

Tras unos días haciendo tal labor podía asegurar que era más estresante ser asistente de Esme que trabajar para la doctora Collins aun en sus peores días, al menos ella era consciente de las normas de derecho laboral (y por mi parte tenía motivación extra para trabajar para ella). Lauren, por su parte, parecía encontrar divertidas mis quejas respecto a la sobre explotación por parte de mi compañera de piso, aunque sí ofreció en repetidas oportunidades su ayuda y lista de contactos para facilitar algunos pedidos de mi amiga. Si bien rechacé casi todas sus ofertas, acabé por aceptar su invitación a comprar la vestimenta para el evento, especialmente porque el ofrecimiento incluía a Aly y Esme y no solo quería que mi novia pudiese tener mayor relación con mis amigas, sino que además era una forma de agradecerles a ellas por todo el apoyo que habían sido durante el inicio de nuestra relación; ya encontraría una manera de retribuir a mi novia por el gasto.

La noche del evento Lauren envió a su seguridad a buscarnos a la universidad, haciendo que el ego de Esme aumente aún más; por su parte ella, invitada por mi amiga, nos encontraría en el club más tarde. Cuando arribamos al lugar algunos de nuestros amigos ya se encontraban allí y se apresuraron para saludar a la cumpleañera, incluyendo Louis quien se quedó observando lo hermosa que se veía. Poco a poco el club se fue llenando de compañeros y conocidos de la universidad que se acercaban a felicitar a mi amiga, quien parecía adorar la atención recibida.

Sentí unas manos posarse en mi cintura y no pude evitar sonreír al reconocer el toque gentil - te ves jodidamente hermosa en ese vestido - habló mi novia sobre mi oído, haciendo que gire a besarla. No me importaba que estuviéramos rodeadas de compañeros y colegas de la universidad, ya nuestra relación era pública y, aunque aún había sinfín de miradas cuando estábamos juntas, había decidido no dejar que afecte nuestro vínculo.

Continuamos con el beso por unos momentos hasta que mi amiga nos interrumpió - No deberían comer delante de los pobres - bromeó Esme haciendo que nos separemos para que Lauren pueda saludarla. Le entregó un sobre con su regalo, un viaje a Ibiza para ella, Aly y yo, lo cual hizo que corriera a mostrárselo a nuestra amiga mientras yo reprochaba que haya gastado tanto dinero, siendo que ya había tenido la atención con los vestidos - ¿A tí te parece normal regalar un viaje a otro continente para un cumpleaños? - ante su asentimiento, agregué - ¿Qué te regalaron a tí cuando cumpliste veintitrés años? 

- Un yate - respondió simplemente riendo. Aun me asombraba la cantidad de dinero que esa mujer manejaba.

Nos acercamos al grupo para charlar y bailar un poco, presenté a mi novia a mis amigos quienes aún no la conocían formalmente; a excepción de Matt, claro está, quien se alejó un poco seguramente aún atemorizado de la última vez que ambos se encontraron. Luna se alejó junto a él, aunque no perdía oportunidad para mirarnos con cara de pocos amigos; Lauren pareció notarlo pero obvió hacer algún comentario al respecto, seguramente de tanto habernos escuchado quejarnos de las actitudes de esa mujer ya no le sorprendía.