Capitulo 6

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El corazón del rubio latía con fuerza, no había como acallarlo más. Estaba nervioso por haber logrado pronunciar aquellas dos palabras ¿Por qué costaba tanto decirlas? aunque el otro no las aceptara al instante por haber sido tan idiota al no darse cuenta de las cosas, sabía que había aunque sea una mínima oportunidad.

Las mejillas de Yuuri enrojecieron al instante al mismo tiempo que abría enormemente sus ojos por la impresión.

—Repítelo —dijo en voz bajita, aún no pudiendo creerse lo que escuchaba.

—¡¿Ah?! —se puso aún más nervioso y la gente comenzaba a mirarlos— ¿Acaso eres sordo? —preguntó sonando molesto. No contaba con que Yuuri también tuviese su carácter.

—¡Repítelo o no te creeré nada! —su tono era firme, no iba dar pie atrás, necesitaba escucharlo nuevamente de la boca de Yuri.

El rubio se sorprendió de que ese tímido omega alzara un poco la voz, así que tomó aire y gritó.

—¡ME GUSTAS! ¿¡Estás contento ya!? —fue el turno de Yuri de sonrojarse al darse cuenta que su impulsividad captó muchas miradas, más que antes— perfecto, ahora no podremos entrar por tu culpa —apuntó con su índice al japonés, para luego tomarlo de la muñeca al no ver reacción alguna en el contrario y arrastrarlo fuera del lugar.

Lo arrastró hasta un parque que quedaba en frente, volteó a ver a Yuuri y este seguía en trance, como si estuviese en las nubes. Era tan lindo, pero no era tiempo de pensar en eso, el rubio llamó el nombre del otro omega tres veces antes de que este le prestara atención.

—L-lo siento… —el japonés hizo una pequeña reverencia— lo siento por hacerte gritar antes.

Ese era el Yuuri que el ruso conocía o por lo menos recordaba. Acordaron ir a sentarse en alguna banca antes de comer, así podrían conversar tranquilos y si alguno gritaba no estarían en un lugar cerrado lleno de “adultos serios”.

—Creíste que me gustaba Otabek —su tono de reclamo se hizo presente de inmediato.

—No es mi culpa —intentó excusarse el rubio— ustedes bailaban felices y tú te sonrojabas estúpidamente cuando él te hablaba, eran tan cursis —rodó los ojos en la última frase y Yuuri rio— ¿Qué es tan gracioso? —volvió a clavar sus verdes ojos en el otro.

—Que estabas celoso.

Yuri quiso seguir molesto, pero la sonrisa del omega era demasiado linda como para estar de mal humor. Aunque su humor cambió definitivamente a uno “cursi” cuando sintió los labios del japonés nuevamente en su mejilla, como la otra noche.

—También me gustas ¿Soy raro?

—No —tocó con sus dedos el lugar donde anteriormente habían estado los labios del otro omega, mientras miraba en otra dirección— amor es amor, no importa como lo mires —parece que Yuuri lo estaba volviendo un idiota romántico, de esos de los que se burlaba.

Sintió como Yuuri apoyaba la cabeza en su hombro, susurrando un “tienes razón”. Yuri sabía que esto sería un poco difícil para ambos, su naturaleza les dictaba tener un alfa a su lado y ellos, si el azabache aceptaba, irían en contra de eso.

Se decidieron a ser algo entre amigos y pareja, para ver como lograban llevar la situación entre ellos siendo dos omegas; sería difícil, pero no imposible si ambos ponían de su parte. Fueron a comer a otro lugar por si los reconocían los empleados.

Comieron tranquilamente entre risas mientras hablaban de sus vidas como la primera vez que se encontraron. Ninguno contó algo demasiado íntimo ya que aún no se conocían lo suficiente como para compartir esa información.

Pide un deseo (Yuyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora