Capítulo 9

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“Mierda” fue lo único que pensó el cerebro del rubio en ese momento ¿Por qué se le había adelantado el celo? ¿Eso importaba ahora? Lo mejor que podía hacer por el momento era olvidarse de las preguntas, que podían esperar, y comenzar a buscar soluciones al problema que se les había presentado.

Yuri traía supresores, así que haría lo siguiente: llamaría a Otabek para que fuera por ellos lo antes posible, mientras él se llevaba a Yuuri al baño para inyectarle los supresores de emergencia ¿Y si Otabek se volvía loco por el celo del japonés? Después de todo era un alfa. Sacudió un poco su cabeza, debía confiar en su mejor amigo.

—Yuuri, tengo supresores de emergencia. Vamos al baño para poder inyectarte —dijo tornando su tono amable, aprovechando el hecho de que era un omega para tranquilizar al otro.

Curiosamente el aroma del celo de Yuuri no le disgustaba, tampoco lo excitaba, pero no lo sentía extraño.

Yuuri solo asintió con la cabeza, afirmándose del rubio para caminar. Por suerte el sanitario se encontraba cerca.

Al entrar, Yuri sacó de su bolsillo una pequeña jeringa en una bolsa sellada y se la paso al japonés, este se encerró en un cubículo mientras el rubio llamaba a su amigo explicándole la situación. Otabek le dijo que se conseguiría un auto para ir por ellos y que no salieran del baño hasta que él llegara, el rubio accedió pues no podría defender al azabache de algún alfa que quisiera hacer algo.

—Yuri… no funciona —dijo el japonés desde el otro lado de la puerta.

En ese momento el rubio se dio cuenta de que el aroma no había disminuido nada, al contrario había aumentado en demasía, a este paso cualquier alfa vendría atraído por Yuuri.

—Tranquilo, todo estará bien.

Intentó tranquilizarlo mientras se dirigía a la puerta principal del baño y cerraba con pestillo, no dejaría que alguien se acercara. Para su suerte sintió su celular vibrar y vio el nombre de Otabek en él, contestó y su amigo le dijo que estaba en la entrada del baño, le preguntó por los supresores y Yuri le contó que no habían hecho efecto. El alfa tuvo que hacer uso de toda su fuerza de voluntad para entrar y ayudar a sacar al japonés, recordando que tuvo que hacer lo mismo cuando su rubio amigo y él eran solo un par de adolescentes.

Lograron salir del lugar gracias a que Otabek era un alfa imponente, aunque las miradas de otros alfas no pasaban desapercibidas, estos no se acercaban.

Se metieron rápidamente al vehículo, el alfa quiso cargar a Yuuri para ayudar a meterlo, pero el rubio gruñó involuntariamente, alzando él a su omega y metiéndolo dentro del automóvil. El alfa se subió en el lugar del conductor y preguntó a dónde irían.

—Lo llevaremos a su casa.

—Quiero estar contigo.

Ambos hablaron al mismo tiempo, Yuri se puso completamente rojo y miró al japonés quien ya no poseía ninguna pisca de su carácter tímido, con la boca entreabierta, sus ojos llorosos y sus mejillas rosadas, además de su voz suplicante. Estaba seguro de que si hubiese sido un alfa, lo habría hecho suyo ahí mismo y sin importar que Otabek estuviera ahí en el auto.

Yuri lo pensó un rato hasta que Otabek volvió a hablar.

—Si los supresores no funcionan, será lo mismo cuando vaya a su casa, ¿no sería mejor que pasaras su celo con él? son pareja después de todo y en algún momento esto iba a pasar, ¿no?

Pide un deseo (Yuyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora