𝟎𝟕

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𝟭𝟮 𝗱𝗲 𝗱𝗶𝗰𝗶𝗲𝗺𝗯𝗿𝗲 𝟮𝟬𝟮𝟯
📍Berlin, Alemania

AURORA

Estaba sentada en el palco del estadio, mis ojos fijos en el campo mientras observaba el partido de la Champions League. Mi corazón latía con fuerza, una mezcla de orgullo y nerviosismo inundaban mi pecho. En el minuto 35, cuando Jude recibió una tarjeta amarilla, no pude evitar fruncir el ceño y, enfadarme por la decisión del árbitro. A pesar de eso, el  rendimiento del moreno a lo largo del partido me tenia contenta y esperanzada.

El primer tiempo llegó a su fin de manera amarga cuando el equipo contrario anotó un gol, llevándolos al vestuario con una ventaja mínima. Respire hondo, tratando de calmar los nervios mientras esperaba el comienzo del segundo tiempo.

Cuando el segundo tiempo comenzó, Joselu tomó el control del juego. Con una determinación feroz, anotó dos goles, devolviendo la ventaja al equipo y levantando el ánimo de todos los aficionados, incluida yo, que no pude evitar gritar de emoción. Sin embargo, en el minuto 85, el equipo contrario logró empatar, dejando el marcador en una tensa igualdad y a todos los espectadores al borde de sus asientos.

Me mordía las uñas, incapaz de apartar la vista del campo. La tensión era palpable, cada pase, cada jugada se sentía crucial. Entonces, en el minuto 89, Jude hizo una jugada magistral. Con una increíble asistencia, colocó el balón en la posición perfecta, permitiendo a uno de sus compañeros anotar el gol de la victoria en el último suspiro del partido.

El estadio estalló en júbilo, y yo saltó de mi asiento, gritando de alegría y aplaudiendo con todas mis fuerzas. Mis ojos se llenaron de lágrimas de felicidad mientras veía a Jude siendo abrazado por sus compañeros en celebración. El orgullo y la emoción la inundaban, consciente de lo crucial que había sido Jude en ese momento decisivo.

Permanecí en el palco, esperando pacientemente mientras los guardias nos permitían bajar a los vestuarios. De vez en cuando, saludaba a las personas que me pedían fotos desde los asientos mas abajo, sonreí y pose amablemente para la mayoría de ellos.

El tiempo pasaba lentamente, pero yo no me impacientaba. Estaba feliz, rebosante de orgullo por Jude y por la actuación del equipo. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, un guardia avisó que ya podríamos ir donde los jugadores.

Baje a los vestuarios, con mi corazón latiendo con la anticipación de felicitar a Jude en persona. Sin embargo, al doblar una esquina, me encontré cara a cara con Rodrygo. Él me miró con una mezcla de sorpresa y confusión, sus ojos miel brillaban bajo las luces del pasillo.

—Aurora, qué haces aquí? — preguntó, sus cejas fruncidas ligeramente mientras me miraba

— Jude me invitó a ver el partido —respondí, manteniendo un tono ligero— Buen partido por cierto, felicidades

Rodrygo asintió sonriendo, su expresión suavizándose un poco — Gracias si hubiera sabido que estarías observando hubiese anotado aunque sea un gol

Reí suavemente, negando — Para la próxima

Rodrygo sonrió, ahora más relajado.

Me quede hablando con Rodrygo en el pasillo, disfrutando de la conversación y del ambiente post-partido. De repente, se escucharon unos gritos agudos y emocionados de niños pequeños que se acercaban hacia nosotros.

—¡Pai! ¡Pai! —gritaban los niños, lanzándose a los brazos de Rodrygo

Quede congelada por un momento, la sorpresa claramente visible en mi rostro. Observe a los dos niños, uno abrazado a la pierna de Rodrygo y el otro colgado de su cuello. Rodrygo, al darse cuenta de mi expresión, se rascó la nuca con una mano, visiblemente incómodo.

𝗛𝗔𝗧𝗘 𝗜𝗧 𝗔𝗡𝗗 𝗟𝗢𝗩𝗘 𝗜𝗧 - Jude B.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora