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Alba

Brais me agarraba la muñeca con más fuerza de la normal, provocando que varios quejidos escaparan de mis labios. El chico parecía demasiado apresurado, como para preocuparse por lo que me estaba haciendo.

— Brais, me estás lastimando—. Le decía, pero a él poco parecía importarle— ¿Por qué no detuviste a Dasher y Dacian? Se van a matar si siguen así.

—¡ Ya cállate, Alba!— me gritó de repente girándose hacia mí—¿Crees que ellos me importan?— su pregunta me dejó estupefacta—¿De verdad crees que alguna vez me importó alguno de ellos?

— Pero...ellos...— intenté responder, pero las palabras no salían de mi boca.

— Alba—, dijo con una voz vacilante y una sonrisa en sus labios— la única razón por la que me uní a ellos fue por ti y la profecía.

—¿Por mí?— pregunté confundida—¿Qué no estaban juntos desde hace siglos? ¿Cómo sabías que iba a ocurrir?— Brais sonrió aún más.

— Alba, Alba, Alba—. Se acercó a mí y tomó un mechón de cabello entre sus dedos— Se de tu existencia desde hace más de medio siglo—. Me respondió, pero yo seguía sin entender— La profecía Lune du nuit, que como respuesta nos dará un espíritu que cuidará del bosque existe desde mucho antes que nacieras. Pero eso no es todo.

—¿Qué?— pregunté confundida—¿Qué más hay?

— El poder que llevas dentro es más fuerte de lo que crees—. Contó— Imagina lo que podría llegar a hacer con él.

—¿Qué piensas hacer?— pregunté, esta vez asustada al ver como los ojos del pelirrojo cambiaban de color.

— Toda mi vida en la sombra. Siempre siendo el segundo, mientras Aiker se quedaba con todo—. Mencionó mientras se acercaba a mí y yo me alejaba d él tratando de escapar— Si tuviera la posibilidad de volverme más fuerte, nada de esto seguiría así. Podría superarlo y quedarme con todo lo que debería ser mío.

— Brais, no creo que...— me tomó del cuello y estampó mi cuerpo contra un árbol.

— Solo necesito absorber tu energía espiritual y todo acabará—. Dijo cerca de mi cuello— Tranquila, te prometo que no dolerá, aunque... Ya sabes que es mentira—. Dijo y lo siguiente que sentí fueron sus colmillos dentro de mi piel.

El dolor que sentí fue insoportable. Como si me desgarran el cuello con una daga, mineras rasgaban el resto con sus uñas filosas. Grité, pero era por gusto. No conocía esta parte del bosque, pero al no escuchar el agua del lago chocando contra las rocas supuse que estaba lejos de mi antigua ubicación.

—¡Para!— grité al sentir como profundizaba sus dientes debajo de mi oído.

Las lágrimas salían de mis ojos sin ningún control. Nunca en mi vida pensé sentir tanto dolor como el que sentía en estos momentos. Y cuando pensé que sería mi fin, él llegó.

El cuerpo de Brais se desprendió de mi cuerpo y salió volando por los aires. Yo caí al suelo, sintiendo como la sangre corría por mi cuello y manchaba mi ropa.

No sabía que estaba pasando a mí alrededor, solo sentí unas manos tomarme y acercarme hacia él antes de cerrar los ojos y perder la conciencia.

Narrador omnisciente

—¿En qué estaba pensando?— preguntó Aiker lleno de furia—¿Por qué ibas a querer hacer eso?¿Estás loco?¿No sabes que de ellas depende la salvación del bosque?

—¿Por qué me iban a importar tus problemas?— preguntó Brais al rubio—¿De verdad crees que me importa salvar este bosque? De todas formas yo no nací aquí. Lo que pase en este mundo no me va a perjudicar en lo absoluto.

La Sed De Los Vampiros [#1: Páramo] [Sin Corregir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora