XXXlV [FIN]

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Narrador Omnisciente

Dasher, Jarek y Edgar se encontraban sentados uno junto al otro frente al lago, como esperando a que alguien saliera de él.

Después de que las chicas y Dacian entrarán al mismo, todo se había oscurecido, hasta el brillo de sus aguas.

Habían pasado varias horas, por lo que el Sol ya comenzaba a asomarse por el horizonte. La nieve casi había desaparecido por completo, pues enero hacia su entrada al inicio de año, eliminando todo momento del año anterior.

La vida había seguido igual, aunque para algunos no era de la mejor forma.

Aiker sobre la rama de un árbol miraba recostado a su tronco, vigilando el lago y a su vez a Brais. El mismo se encontraba sentado, con la espalda recostada a otro árbol y los ojos cerrados, fingiendo dormir aunque era más que claro que los vampiros no necesitaban descansar.

De pronto, una luz en el centro de lago puso a todos alertas. Algo se aproximaba a salir de sus aguas y nadie quería perderse el momento.

Lo primero que se notó fue su pelaje. Era blanco, como la luna y algunas rallas oscuras adornaban su lomo. Apesar de haber salido del lago, no se encontraba mojado y el brillo a su alrededor lo hacía ver cómo algo celestial.

Dasher y Jarek se levantaron a la misma vez , como queriendo identifiar al espíritu.

—¿Es Alba?— preguntó el rubio, pero Jarek negó.

— El pelaje es de Lune—. Explicó y en el rostro del rubio se plantó la tristeza.

Alba no podía estar muerta, o al menos era eso lo que pensaba él.

El lobo miró hacia su dirección, pero rápido la desvío hacia otro sitio, provocando que todos miraran también. Allí, junto a uno de los árboles se encontraba la pelinegra. Sus ojos verdes brillaban por las lágrimas acumulándose en sus lagrimales. Aiker notó su presencia y saltó del árbol para ir en su dirección tan rápido como sus habilidades se lo permitían.

El cabello de la chica se movió furioso cuando el rubio llegó hacia ella, pero no se inmutó al sentir su presencia a su espalda.

—¿Qué haces aquí?— le preguntó bajito, solo para que ella le escuchara.

— Vine a despedirme—. Respondió ella mirando al lobo.

—¿Cómo sabes que ella es Alba?— preguntó el rubio.

— Porque fue ella la que pasó la prueba —. Respondió Rose.

—¿Qué prueba?— preguntó Aiker— Pensé que las dos serían ese espíritu.

— No—, negó —son dos mitades y solo una logrará convertirse en el espíritu guardián del bosque.

—¿Cuál fue la prueba?

— Demostrar que tienes un alma pura. Los seres celestiales no sienten rencor y menos los que portan el don de la seguridad—. Explicó — Ellos deben sentir empatía por todos, incluso por los que le dañaron. O al menos eso es lo que me han dicho los espíritus—. Aiker rio.

— Has avanzado bastante—. Rose se estremeció ante sus palabras, pues por un momento había olvidado con quién hablaba.

— Si—. Respondió seca, sin despegar la vista del lobo.

El enorme animal, rasgó el suelo con sus patas antes de girarse por completo hacia todos en el lago. Luego, como si su movimiento hubiera sido alguna señal, del lago comenzó a ascender un cuerpo musculoso y desnudo. Tanto Edgar como Dasher lo reconocieron y no dudaron en ir hacia él.

La Sed De Los Vampiros [#1: Páramo] [Sin Corregir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora