XXlX

335 26 2
                                    

Maratón 1/3

Narrador omnisciente

Cualquiera diría que parece de locos, pero así es el clima en Neue Welt. Mientras los bosques son bendecidos por la calidez eterna, las ciudades y todos los lugares habitados por humanos es castigado con un invierno frío y largo. Esa es la única forma que tienen los espíritus de defenderse, o al menos los que aún quedan vivos.

Areu camina de regreso al laboratorio en el que se encuentra Julia, la única mujer por la que sintió afecto y la única mujer que le hirió. Después de ello, el chico no volvió a ser el mismo. Se cerró completamente a la posibilidad de volver a amar y cambió su personalidad cálida a una más fría. Ya no creía que el amor pudiera cambiar a las personas, por lo que no se iba a arriesgar de nuevo a entregar su corazón.

Al llegar al edificio abandonado, entró y se dirigió hacia la segunda planta. Allí estaba Alisha vendando la pierna de Rose, quién ya había despertado. Su rostro estaba pálido y sus facciones neutrales. Miraba cada uno de los movimientos de la bruja como si la estuviera estudiando, pero al notar mi presencia me miró. Alisha, que aún seguía con su trabajo miró a la pelinegra y siguió su mirada hasta llegar a mí. Seguido de eso se levantó y dejó el botiquín a un lado para acercarse.

— Despertó hace unas horas, pero no ha mencionado palabra alguna—. Dijo la morena.

— Aiker está de camino—, le avisó a la chica— ¿Ella está despierta?— preguntó refiriéndose a Julia.

— Sí, pero está muy débil—. Respondió ella y él la esquivó para ir hacia la habitación donde la tenía encerrada.

Al entrar, la luz de afuera iluminó el sitio en el que estaba ubicada la chica. Su cabello castaño iba corrido hacia delante tapando su rostro. Sus manos y piernas atadas a la silla parecía apretarle de más esas zonas. Al escuchar sus pasos tembló y suavemente subió la mirada. El rojo de sus ojos no pasó desapercibido para él, al parecer había estado llorando. Su labio inferior tenía una pequeña cortada en el borde y una pequeña línea de sangre había dejado su marca allí, mientras su bonita nariz se encontraba lastimada debido al cabezazo que le había pegado la vez pasada.

Se acercó a ella y se agachó al frente para poder verla desde una mejor posición. Ella le siguió con la mirada y al verle agachado rió con burla.

— Veo que no estás tan mal—. Dijo Areu al ver su reacción.

—¿De verdad crees que tú podrías hacerme algún daño?— preguntó ella— Ni con un puñetazo podrías lastimarme—. Él sonrió sin dejarle ver lo mucho que le habían molestado sus palabras.

— No podría lastimarte de esa forma, Julia—. Le respondió— Es mucho más divertido jugar con las personas hasta romperlas—, mencionó y vio sus facciones contraerse—¿Estás de acuerdo conmigo?— le preguntó y ella frunció los labios.

—¿Cuánto tiempo crees que puedes retenerme aquí hasta que Dante me encuentre?— preguntó y el chico lo pensó.

—¿Cómo iba a saber eso?— preguntó con burla—¿Dante tenía alguna intención de venir aquí?— ella sonrió. Esa sonrisa que te demuestra que no sabes lo que está por venir.

— No tienes ni idea, ¿Verdad?— preguntó y él frunció el ceño—¡Oh! Ya veo. Aiker no te habló de ello.

—¿De qué hablas?— preguntó confundido—¿Qué es lo que Aiker no me a dicho?

— Hace quince años—. Fue lo que respondió.

—¿Hace quince años?— preguntó—¿Qué pasó hace quince años?

La Sed De Los Vampiros [#1: Páramo] [Sin Corregir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora